El presidente de la República Islámica de Irán estuvo a punto de visitar Guatemala y en los medios de comunicación de ese país se desató una histeria colectiva como si el mismísimo diablo estuviera a punto de arribar para la asunción del nuevo presidente Otto Perez Molina. La visita no se produjo, pero llamó la atención la extensa cobertura mediática que tuvo la gira de Majmud Ajmadineyad. La CNN siguió sus pasos casi en directo y en todos los países de América Latina se opinó sobre su gira por la República Bolivariana de Venezuela, Nicaragua, Ecuador y Cuba como si fuera un tema central de la agenda regional.
El vínculo político entre Irán, Cuba y Nicaragua no es nuevo y es una consecuencia directa del derrocamiento del Sha Reza Pahlevi en 1979 y la ruptura de relaciones con Estados Unidos e Israel del gobierno liderado por el Imam Jumeiní. Los tres países simplemente tenían a Estados Unidos como un enemigo en común y aunque en Irán la izquierda era perseguida y barrida del escenario político, este hecho no impidió que Cuba y la Nicaragua sandinista continúen sus vínculos con los líderes de la revolución islámica. Por esta razón nadie debería extrañarse de la visita a Cuba y Nicaragua ni a Venezuela y Ecuador que -junto a Irán- participan de la OPEP, la Organización de Productores y Exportadores de Petróleo.
Claro que la cuestión política es central y el famoso proverbio “el enemigo de mi enemigo es mi amigo” se aplica en este caso pues quien más hace para que los latinoamericanos estrechen los vínculos con Teherán es el propio Departamento de Estado. El pasado 8 de diciembre la importante cadena hispana Univisión de Miami emitió una “investigación exclusiva” titulada “La amenaza iraní” que mete miedo por donde se la mire (http://www.youtube.com/watch?v=zSgmSTmszPw). En ella se vincula a Teherán con una gran conspiración junto a sus “aliados” para realizar ataques en suelo norteamericano que serían peores que los del 11 de septiembre, y se exigió a las autoridades norteamericanas para que adopten medidas en consecuencia. El impacto que causó el programa seguramente alegró a las autoridades de Univisión. En base al programa emitido en diciembre el Departamento de Estado declaró el 6 de enero “persona non grata” a Livia Acosta, el cónsul venezolano en Miami. Como respuesta el gobierno de Venezuela decidió el cierre administrativo de su consulado en la ciudad, lo que afecta a más de cien mil venezolanos que viven en la zona. Es interesante que Univisión cuando destacó la noticia de la expulsión de Acosta hizo referencia a “un supuesto complot iraní para realizar ciberataques en contra de Estados Unidos” Nótese la palabra “supuesto” utilizada por Univisión. Pero esa sutileza en Estados Unidos importa poco o nada.