Las palabras del primer ministro inglés David Camerón en el parlamento británico planteando que la Argentina se comportaba como los colonialistas produjeron múltiples reacciones que fueron desde la condena hasta el estupor. Vale la pena detenerse en los dichos de Cameron. “La cuestión central –dijo el 18 de enero- es que apoyamos el derecho a la autodeterminación de los isleños de las Falklands, y lo que han dicho los argentinos recientemente, diría que se parece al colonialismo, porque esta gente quiere permanecer británica y los argentinos quieren que hagan otra cosa.”
A simple vista el clásico argumento de apoyo a una población sometida a los designios de una potencia colonial, en este caso -según Camerón- la Argentina. En apariencia, el primer ministro de la potencia colonial que ocupó gran parte del planeta durante siglos ahora defiende el derecho a la autodeterminación de los pueblos. Sin embargo, en sus palabras hay una trampa dialéctica además de una chicana política. Cameron dice que los isleños deben tener el derecho a decidir qué quieren ser, como si ellos fueran originarios de las islas y éstas hubieran sido colonizadas a posteriori por la Argentina en contra de la voluntad de la población autóctona. Cameron conoce la historia y sabe que la población que habita las islas es fruto de la propia expansión colonial británica que tuvo como objetivo ocupar aquellos territorios que los británicos fueron conquistando. Los británicos ocuparon extensiones tan extensas que no sólo sometieron a las poblaciones locales de los centros urbanos, sino que también impusieron su reino sobre regiones poco habitadas o completamente deshabitadas.
Producto de la lucha anticolonial de Asia y Africa contra los franceses e ingleses las Naciones Unidas adoptaron en diciembre de 1960 la resolución número 1514 donde se instaba a “poner fin al colonialismo y a todas las prácticas de segregación y discriminación que lo acompañan”. Allí se expresó con claridad que “todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación”. No cabe la menor duda de que la resolución se refiere a los pueblos que fueron ocupados y segregados por las potencias extranjeras y no a los pocos franceses o ingleses que se trasladaron de la metrópoli a las colonias. Para esa época Argelia estaba en plena lucha por su independencia y allí vivían cerca de un millón de franceses, más conocidos como “pieds noirs” (pies negros). A nadie en su sano juicio se le hubiera ocurrido plantear la “autodeterminación” para ellos, justamente porque eran parte de la conquista. Es más, cuando Argelia logró su independencia en 1962 los “pieds noir” tuvieron que abandonar el norte de África.
¿Hablará en serio el primer ministro británico sobre el derecho a la autodeterminación? ¿Permitirá que los galeses, escoceses e irlandeses del norte de Irlanda que no quieren formar parte del Reino Unido decidan que Cardiff, Edimburgo o Dublín sean las capitales de sus Estados en vez de Londres? El tiempo lo dirá.
miércoles, 29 de febrero de 2012
La gira de Ajmadineyad (16.01.2012)
El presidente de la República Islámica de Irán estuvo a punto de visitar Guatemala y en los medios de comunicación de ese país se desató una histeria colectiva como si el mismísimo diablo estuviera a punto de arribar para la asunción del nuevo presidente Otto Perez Molina. La visita no se produjo, pero llamó la atención la extensa cobertura mediática que tuvo la gira de Majmud Ajmadineyad. La CNN siguió sus pasos casi en directo y en todos los países de América Latina se opinó sobre su gira por la República Bolivariana de Venezuela, Nicaragua, Ecuador y Cuba como si fuera un tema central de la agenda regional.
El vínculo político entre Irán, Cuba y Nicaragua no es nuevo y es una consecuencia directa del derrocamiento del Sha Reza Pahlevi en 1979 y la ruptura de relaciones con Estados Unidos e Israel del gobierno liderado por el Imam Jumeiní. Los tres países simplemente tenían a Estados Unidos como un enemigo en común y aunque en Irán la izquierda era perseguida y barrida del escenario político, este hecho no impidió que Cuba y la Nicaragua sandinista continúen sus vínculos con los líderes de la revolución islámica. Por esta razón nadie debería extrañarse de la visita a Cuba y Nicaragua ni a Venezuela y Ecuador que -junto a Irán- participan de la OPEP, la Organización de Productores y Exportadores de Petróleo.
Claro que la cuestión política es central y el famoso proverbio “el enemigo de mi enemigo es mi amigo” se aplica en este caso pues quien más hace para que los latinoamericanos estrechen los vínculos con Teherán es el propio Departamento de Estado. El pasado 8 de diciembre la importante cadena hispana Univisión de Miami emitió una “investigación exclusiva” titulada “La amenaza iraní” que mete miedo por donde se la mire (http://www.youtube.com/watch?v=zSgmSTmszPw). En ella se vincula a Teherán con una gran conspiración junto a sus “aliados” para realizar ataques en suelo norteamericano que serían peores que los del 11 de septiembre, y se exigió a las autoridades norteamericanas para que adopten medidas en consecuencia. El impacto que causó el programa seguramente alegró a las autoridades de Univisión. En base al programa emitido en diciembre el Departamento de Estado declaró el 6 de enero “persona non grata” a Livia Acosta, el cónsul venezolano en Miami. Como respuesta el gobierno de Venezuela decidió el cierre administrativo de su consulado en la ciudad, lo que afecta a más de cien mil venezolanos que viven en la zona. Es interesante que Univisión cuando destacó la noticia de la expulsión de Acosta hizo referencia a “un supuesto complot iraní para realizar ciberataques en contra de Estados Unidos” Nótese la palabra “supuesto” utilizada por Univisión. Pero esa sutileza en Estados Unidos importa poco o nada.
El vínculo político entre Irán, Cuba y Nicaragua no es nuevo y es una consecuencia directa del derrocamiento del Sha Reza Pahlevi en 1979 y la ruptura de relaciones con Estados Unidos e Israel del gobierno liderado por el Imam Jumeiní. Los tres países simplemente tenían a Estados Unidos como un enemigo en común y aunque en Irán la izquierda era perseguida y barrida del escenario político, este hecho no impidió que Cuba y la Nicaragua sandinista continúen sus vínculos con los líderes de la revolución islámica. Por esta razón nadie debería extrañarse de la visita a Cuba y Nicaragua ni a Venezuela y Ecuador que -junto a Irán- participan de la OPEP, la Organización de Productores y Exportadores de Petróleo.
Claro que la cuestión política es central y el famoso proverbio “el enemigo de mi enemigo es mi amigo” se aplica en este caso pues quien más hace para que los latinoamericanos estrechen los vínculos con Teherán es el propio Departamento de Estado. El pasado 8 de diciembre la importante cadena hispana Univisión de Miami emitió una “investigación exclusiva” titulada “La amenaza iraní” que mete miedo por donde se la mire (http://www.youtube.com/watch?v=zSgmSTmszPw). En ella se vincula a Teherán con una gran conspiración junto a sus “aliados” para realizar ataques en suelo norteamericano que serían peores que los del 11 de septiembre, y se exigió a las autoridades norteamericanas para que adopten medidas en consecuencia. El impacto que causó el programa seguramente alegró a las autoridades de Univisión. En base al programa emitido en diciembre el Departamento de Estado declaró el 6 de enero “persona non grata” a Livia Acosta, el cónsul venezolano en Miami. Como respuesta el gobierno de Venezuela decidió el cierre administrativo de su consulado en la ciudad, lo que afecta a más de cien mil venezolanos que viven en la zona. Es interesante que Univisión cuando destacó la noticia de la expulsión de Acosta hizo referencia a “un supuesto complot iraní para realizar ciberataques en contra de Estados Unidos” Nótese la palabra “supuesto” utilizada por Univisión. Pero esa sutileza en Estados Unidos importa poco o nada.
Se cierra el cerco sobre Irán (13.01.2012)
La ofensiva del gobierno de los Estados Unidos contra la República Islámica de Irán ya se está desarrollando en varios frentes a la vez, casi como el preludio de una ofensiva militar. A escasos años de la invasión a Irak las similitudes con el caso iraquí no dejan de llamar la atención. Primero se demoniza al enemigo, luego se trata de estrangular su economía, se lo aísla en el ámbito diplomático y por último se provoca su caída. En el caso iraní, aunque el eje hoy esté puesto en su desarrollo nuclear, siempre hay que tener en mente que el 11 de febrero de 1979 Estados Unidos perdió a un aliado clave en la región y que el Sha de Irán también era un socio político y militar del Estado de Israel. Es difícil pensar que lo asesinatos de científicos y atentados en instalaciones nucleares y/o militares nunca esclarecidos del último año sean fruto de la casualidad, cuando tan abiertamente se habla de un ataque militar contra Irán de Estados Unidos, Israel, o ambos países de manera conjunta.
Por esta razón para los iraníes no hay duda de que la sucesión de hechos es parte de la trama armada por los israelíes y/o los norteamericanos. La prensa israelí refleja casi a diario la existencia de un debate entre políticos, funcionarios, militares y periodistas sobre la manera de evitar que los iraníes continúen ampliando su capacidad nuclear. Algunos consideran que hay que destruir lo antes posible sus instalaciones nucleares de manera similar a lo que se hizo en 1981 en Irak y en 2007 en Siria cuando aviones israelíes destruyeron infraestructura nuclear en construcción. Los que piensan que esta opción es muy riesgosa y podría provocar una guerra regional sostienen que la mejor manera de impedir que los iraníes accedan a la tecnología nuclear es por medio de ataques selectivos a sus instalaciones y personal calificado. En otras palabras, atentados anónimos a edificios y asesinatos selectivos de los científicos que están trabajando en los proyectos nucleares. Ya hace un año, el 17 de enero de 2011, uno de los principales analistas militares del diario israelí Haaretz, Yossi Melman, aseguraba que el claro retraso del desarrollo nuclear iraní se debía a que Israel ya había atacado Irán. De hecho, el título de la nota “Israel ya atacó Irán” no dejaba margen de dudas al respecto.
A esto se suma la intensa campaña diplomática que lleva adelante el Departamento de Estado para aislar a Irán. Además de presionar a la Unión Europea para que no le compre más petróleo, el secretario del tesoro Timothy Geithner realizó una gira por Asia para convencer a China y Japón de que reduzcan su comercio con Teherán. Aunque los chinos no parecen muy convencidos, Japón, y también India –otro importante comprador- ya anunciaron que se plegarían a las sanciones. Paralelamente el Departamento de Estado el 12 de enero anunció en su página oficial que la secretaria de Estado Hillary Clinton le impuso sanciones a tres compañías por hacer negocios con el sector energético iraní. Las firmas sancionadas son Zhuhai Zhenrong de China, Kuo de Singapur y FAL de Emiratos Árabes Unidos. Por otra parte, Estados Unidos ya tiene tres importantes bases militares frente a las costas iraníes en el golfo arábigo-pérsico. En Bahréin está la Quinta Flota y en Catar el Comando Central o CENTCOM, ambos a unos 250 km de la costa iraní; mientras que en Kuwait hay una base militar a menos de 120 km de la costa persa.
Tiene poco sentido tratar de adivinar cuándo y cómo Israel o los Estados Unidos atacarán a Irán. Lo que queda claro es que el cerco se estrecha cada vez más.
Por esta razón para los iraníes no hay duda de que la sucesión de hechos es parte de la trama armada por los israelíes y/o los norteamericanos. La prensa israelí refleja casi a diario la existencia de un debate entre políticos, funcionarios, militares y periodistas sobre la manera de evitar que los iraníes continúen ampliando su capacidad nuclear. Algunos consideran que hay que destruir lo antes posible sus instalaciones nucleares de manera similar a lo que se hizo en 1981 en Irak y en 2007 en Siria cuando aviones israelíes destruyeron infraestructura nuclear en construcción. Los que piensan que esta opción es muy riesgosa y podría provocar una guerra regional sostienen que la mejor manera de impedir que los iraníes accedan a la tecnología nuclear es por medio de ataques selectivos a sus instalaciones y personal calificado. En otras palabras, atentados anónimos a edificios y asesinatos selectivos de los científicos que están trabajando en los proyectos nucleares. Ya hace un año, el 17 de enero de 2011, uno de los principales analistas militares del diario israelí Haaretz, Yossi Melman, aseguraba que el claro retraso del desarrollo nuclear iraní se debía a que Israel ya había atacado Irán. De hecho, el título de la nota “Israel ya atacó Irán” no dejaba margen de dudas al respecto.
A esto se suma la intensa campaña diplomática que lleva adelante el Departamento de Estado para aislar a Irán. Además de presionar a la Unión Europea para que no le compre más petróleo, el secretario del tesoro Timothy Geithner realizó una gira por Asia para convencer a China y Japón de que reduzcan su comercio con Teherán. Aunque los chinos no parecen muy convencidos, Japón, y también India –otro importante comprador- ya anunciaron que se plegarían a las sanciones. Paralelamente el Departamento de Estado el 12 de enero anunció en su página oficial que la secretaria de Estado Hillary Clinton le impuso sanciones a tres compañías por hacer negocios con el sector energético iraní. Las firmas sancionadas son Zhuhai Zhenrong de China, Kuo de Singapur y FAL de Emiratos Árabes Unidos. Por otra parte, Estados Unidos ya tiene tres importantes bases militares frente a las costas iraníes en el golfo arábigo-pérsico. En Bahréin está la Quinta Flota y en Catar el Comando Central o CENTCOM, ambos a unos 250 km de la costa iraní; mientras que en Kuwait hay una base militar a menos de 120 km de la costa persa.
Tiene poco sentido tratar de adivinar cuándo y cómo Israel o los Estados Unidos atacarán a Irán. Lo que queda claro es que el cerco se estrecha cada vez más.
Los problemas de Ángela Merkel (desde Berlin, 04.01.2012)
Los primeros días de 2012 sirvieron para que el gobierno alemán presentara con aires de triunfalismo la fortaleza de su economía y resaltara que Alemania es una isla de prosperidad en Europa. El ministro de trabajo Philipp Rösler afirmó que desde 1991 no se registraba un porcentaje tan bajo de desempleo, apenas el 6,6 por ciento. Comparado con el veinte por ciento de desocupación actual en España afectivamente Alemania parece otra Europa. Numerosos diarios resaltaron los números positivos del mercado laboral e incluso el Berliner Morgenpost se atrevió a titular que “no hay rastros de la crisis en la capital” porque en 2011 se crearon 6938 nuevos puestos de trabajo y en Facebook los berlineses tienen cerca de un millón de “amigos”. Claro que al analizar la cifra en números reales se descubre que son casi tres millones de personas las que están registradas en la agencia nacional de trabajo porque carecen de empleo. Un análisis aún más fino del conjunto de los datos revela que hay otros cuatro millones de subocupados y que uno de los principales problemas es que muchos de los nuevos puestos de trabajo son precarios y de muy mala calidad.
A pesar de que ya han pasado más de veinte años desde la reunificación alemana la división este-oeste todavía se siente en el mercado laboral. En el oeste la desocupación es menor que la media nacional (6,6), y en los Estados que conformaban la República Democrática Alemana casi la duplica (10,6%), alcanzando incluso los niveles españoles en algunas ciudades. También es interesante descubrir que entre los extranjeros el paro trepa al 14 por ciento, a pesar de que la extrema derecha siempre los acusa de “robarles” puestos de trabajo a los alemanes.
La canciller Ángela Merkel es consciente de que la economía alemana es robusta a pesar de los bajos (o altos) niveles de desempleo, según con que lupa se lo mire. Su gran problema al comenzar el año es la fuerte presión que existe para que renuncie a su cargo Christian Wulff, el presidente de Alemania. Aunque en un sistema parlamentario como el alemán el cargo no sea tan decisivo, el presidente no puede estar envuelto en escándalos que afecten su conducta que debe intachable. Sin embargo, estando al frente de la región de Baja Sajonia Wulff recibió préstamos y beneficios de empresarios. Primero lo negó, y luego tuvo que reconocerlo. La situación se tornó más turbia y compleja para el presidente desde que se conoció que llamó al director del influyente periódico Bild para impedir que la noticia continuara difundiéndose.
Tal vez Merkel pueda seguir piloteando la crisis europea, pero que un hombre de su partido, elegido hace menos de un año, se vea obligado a renunciar, puede ser algo más que un dolor de cabeza.
A pesar de que ya han pasado más de veinte años desde la reunificación alemana la división este-oeste todavía se siente en el mercado laboral. En el oeste la desocupación es menor que la media nacional (6,6), y en los Estados que conformaban la República Democrática Alemana casi la duplica (10,6%), alcanzando incluso los niveles españoles en algunas ciudades. También es interesante descubrir que entre los extranjeros el paro trepa al 14 por ciento, a pesar de que la extrema derecha siempre los acusa de “robarles” puestos de trabajo a los alemanes.
La canciller Ángela Merkel es consciente de que la economía alemana es robusta a pesar de los bajos (o altos) niveles de desempleo, según con que lupa se lo mire. Su gran problema al comenzar el año es la fuerte presión que existe para que renuncie a su cargo Christian Wulff, el presidente de Alemania. Aunque en un sistema parlamentario como el alemán el cargo no sea tan decisivo, el presidente no puede estar envuelto en escándalos que afecten su conducta que debe intachable. Sin embargo, estando al frente de la región de Baja Sajonia Wulff recibió préstamos y beneficios de empresarios. Primero lo negó, y luego tuvo que reconocerlo. La situación se tornó más turbia y compleja para el presidente desde que se conoció que llamó al director del influyente periódico Bild para impedir que la noticia continuara difundiéndose.
Tal vez Merkel pueda seguir piloteando la crisis europea, pero que un hombre de su partido, elegido hace menos de un año, se vea obligado a renunciar, puede ser algo más que un dolor de cabeza.
Alemania está de fiesta (desde Berlin, 03.01.2012)
La distancia entre Atenas y Berlín no es grande, apenas unas tres horas de vuelo. Sin embargo el contraste es gigantesco. Mientras en Atenas la navidad es triste, gris y la mayoría vive en la total incertidumbre, en Berlín se siente la riqueza y la opulencia. Los mercados navideños están repletos de gente que tiene dinero en sus bolsillos para consumir todo lo que le ofrecen, desde comida típica alemana como las salchichas o el vino caliente, hasta un gulasch húngaro. Una orquesta en vivo anima a los que pasean por el mercado del distinguido barrio de Charlottenburg, delante del antiguo palacio donde el 31 a la noche se ofrece cena y baile. Compran todo lo que hay, ropa, casitas de madera pintadas para pajaritos u objetos “exóticos” traídos de algún país sudamericano o africano. No falta nada y se nota que los que caminan con bolsas llenas de regalos entre los puestos están tranquilos y contentos.
Es verdad que la canciller Angela Merkel en su discurso de fin de año dijo que el 2012 sería difícil, pero la Cámara de Comercio e Industria Alemana (DIHK) afirmó que 2011 fue el mejor año de consumo de los últimos diez. No es casual que en Berlín ningún restaurante ofrezca un “menú de crisis” como en Atenas; es más, la palabra crisis no parece existir. Por esta razón el shock de haber estado en Grecia –en el último vagón del tren que va a toda velocidad y se llama Europa- y pasar a la locomotora que se llama Alemania es realmente grande. En Berlín no parece haber preocupación por los gastos, las marquesinas no se apagan a la noche, las casas están adornadas con lucecitas de colores, en algunas estaciones de subte hay pantallas gigantes empotradas en la pared que emiten publicidad, y las entradas a los shows que cuestan 200 euros (más de mil pesos) se agotan. La alcaldía de la capital no se quedó atrás y el 31 a la noche organizó la tradicional fiesta con fuegos de artificio para recibir el 2012 en la Puerta de Brandeburgo.
Cerca de un millón de personas se acercaron al centro de la ciudad y muchos de ellos se sumaron a la fiesta arrojando sus propias costosas bengalas al cielo para divertirse ellos y a los miles de rusos que llegaron para pasar el fin de año en la capital de Europa. Escenas como éstas se repitieron en casi todas las ciudades y pequeños pueblos de Alemania.
En el siglo veinte los alemanes pretendieron en varias oportunidades ser el centro de Europa y del mundo, pero sus sueños siempre duraron poco tiempo.
Es verdad que la canciller Angela Merkel en su discurso de fin de año dijo que el 2012 sería difícil, pero la Cámara de Comercio e Industria Alemana (DIHK) afirmó que 2011 fue el mejor año de consumo de los últimos diez. No es casual que en Berlín ningún restaurante ofrezca un “menú de crisis” como en Atenas; es más, la palabra crisis no parece existir. Por esta razón el shock de haber estado en Grecia –en el último vagón del tren que va a toda velocidad y se llama Europa- y pasar a la locomotora que se llama Alemania es realmente grande. En Berlín no parece haber preocupación por los gastos, las marquesinas no se apagan a la noche, las casas están adornadas con lucecitas de colores, en algunas estaciones de subte hay pantallas gigantes empotradas en la pared que emiten publicidad, y las entradas a los shows que cuestan 200 euros (más de mil pesos) se agotan. La alcaldía de la capital no se quedó atrás y el 31 a la noche organizó la tradicional fiesta con fuegos de artificio para recibir el 2012 en la Puerta de Brandeburgo.
Cerca de un millón de personas se acercaron al centro de la ciudad y muchos de ellos se sumaron a la fiesta arrojando sus propias costosas bengalas al cielo para divertirse ellos y a los miles de rusos que llegaron para pasar el fin de año en la capital de Europa. Escenas como éstas se repitieron en casi todas las ciudades y pequeños pueblos de Alemania.
En el siglo veinte los alemanes pretendieron en varias oportunidades ser el centro de Europa y del mundo, pero sus sueños siempre duraron poco tiempo.
La crisis griega tiene final abierto (desde Grecia, 30.12.2011)
La renuncia del primer ministro George Papandreu el 9 de noviembre profundizó la crisis política y económica que vive Grecia y alteró la continuidad institucional, aunque desde el punto de vista legal y formal la asunción de Lukas Papademos como primer ministro respetó el sistema parlamentario vigente. La incertidumbre es generalizada y es imposible saber cuándo serán las próximas elecciones aunque según el calendario electoral deberían realizarse a fines de 2013. La situación es tan grave y cambiante que pensar en el 2013 es como pensar en el siglo XXII.
Papademos asumió con la orden precisa de la banca europea de arreglar las cuentas sin ningún tipo de plazos. Cuando renunció Papandreu el partido de derecha Nueva Democracia liderado por Antoni Samaras exigió elecciones generales el 19 de febrero, convencido de ganarlas. Sin embargo Papademos pidió más tiempo para implementar su plan de ajuste y ni los alemanes ni los franceses le plantearon convocar elecciones. En Grecia hay un limbo electoral porque no se sabe qué mandato tiene este gobierno. Un primer ministro renunció, alguien impuesto por otros países asumió el poder sin ser electo y los partidos políticos ni siquiera saben quién es capaz de organizar un cronograma electoral. No es casual que se hable de un golpe de Estado de los mercados financieros liderado por Angela Merkel y Nicolas Sarkozy.
Por otra parte, la crisis es tan profunda que ningún partido lograría hoy un triunfo contundente en las urnas y a los dos principales partidos los beneficia por un tiempo integrar un gobierno liderado por un “tecnócrata” sin tener que asumir la plena responsabilidad del ajuste. Mientras Nueva Democracia desconoce si logrará los votos necesarios para conformar un gobierno sólido el Partido Socialista Panhelénico (PASOK) de Papandreu está pasando su peor momento y cuanto más tarde se convoquen elecciones generales mejores posibilidades tiene de reorganizarse. Sólo algunos sectores de la izquierda parlamentaria están levantando la consigna de realizar elecciones lo antes posible porque consideran que el mandato de Papademos es ilegítimo. La izquierda griega tiene una historia muy importante en este país y en la memoria colectiva quedó grabada su activa participación en la lucha contra la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Pero está muy dividida. Kostas Isijos, uno de los dirigentes de Synapsismos, un importante referente de la izquierda griega, dice con un porteñísimo acento que la izquierda en su conjunto debe unirse lo antes posible. Isijos se exilió de joven con su familia durante la dictadura, y fue dirigente sindical de la aerolínea Olympic por varios años. En la plaza Syntagama, el centro político del país por excelencia, Isijos mira hacia el parlamento y afirma de manera contundente que “hay que unir a la izquierda parlamentaria y movilizar a la población contra este gobierno”.
Las encuestas indican que los diferentes componentes de la izquierda podrían alcanzar el treinta por ciento de los votos a pesar de las divisiones, porque muchos desencantados con el PASOK podrían votarlos. Una de las impulsoras de la unidad es Sofía Sakorafa, una diputada muy famosa por haber tenido el récord mundial de lanzamiento de jabalina y haber participado de los Juegos Olímpicos. “Me fui del PASOK porque renunciaron a su programa histórico -afirma con cierto dejo de nostalgia-. Ahora hay que unir todas las fuerzas tal cual se hizo durante la Guerra cuando se formó el Frente de Liberación Nacional como principal fuerza de resistencia”. Nadie sabe cuánto tiempo podrá sostenerse este gobierno, pero Sakorafa no tiene dudas, “hay que derrocarlo”. Es difícil saber si la izquierda griega está ante una oportunidad histórica, pero la extrema derecha ya ha hecho sonar las alarmas que puede nacer una nueva Cuba en los Balcanes.
Papademos asumió con la orden precisa de la banca europea de arreglar las cuentas sin ningún tipo de plazos. Cuando renunció Papandreu el partido de derecha Nueva Democracia liderado por Antoni Samaras exigió elecciones generales el 19 de febrero, convencido de ganarlas. Sin embargo Papademos pidió más tiempo para implementar su plan de ajuste y ni los alemanes ni los franceses le plantearon convocar elecciones. En Grecia hay un limbo electoral porque no se sabe qué mandato tiene este gobierno. Un primer ministro renunció, alguien impuesto por otros países asumió el poder sin ser electo y los partidos políticos ni siquiera saben quién es capaz de organizar un cronograma electoral. No es casual que se hable de un golpe de Estado de los mercados financieros liderado por Angela Merkel y Nicolas Sarkozy.
Por otra parte, la crisis es tan profunda que ningún partido lograría hoy un triunfo contundente en las urnas y a los dos principales partidos los beneficia por un tiempo integrar un gobierno liderado por un “tecnócrata” sin tener que asumir la plena responsabilidad del ajuste. Mientras Nueva Democracia desconoce si logrará los votos necesarios para conformar un gobierno sólido el Partido Socialista Panhelénico (PASOK) de Papandreu está pasando su peor momento y cuanto más tarde se convoquen elecciones generales mejores posibilidades tiene de reorganizarse. Sólo algunos sectores de la izquierda parlamentaria están levantando la consigna de realizar elecciones lo antes posible porque consideran que el mandato de Papademos es ilegítimo. La izquierda griega tiene una historia muy importante en este país y en la memoria colectiva quedó grabada su activa participación en la lucha contra la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Pero está muy dividida. Kostas Isijos, uno de los dirigentes de Synapsismos, un importante referente de la izquierda griega, dice con un porteñísimo acento que la izquierda en su conjunto debe unirse lo antes posible. Isijos se exilió de joven con su familia durante la dictadura, y fue dirigente sindical de la aerolínea Olympic por varios años. En la plaza Syntagama, el centro político del país por excelencia, Isijos mira hacia el parlamento y afirma de manera contundente que “hay que unir a la izquierda parlamentaria y movilizar a la población contra este gobierno”.
Las encuestas indican que los diferentes componentes de la izquierda podrían alcanzar el treinta por ciento de los votos a pesar de las divisiones, porque muchos desencantados con el PASOK podrían votarlos. Una de las impulsoras de la unidad es Sofía Sakorafa, una diputada muy famosa por haber tenido el récord mundial de lanzamiento de jabalina y haber participado de los Juegos Olímpicos. “Me fui del PASOK porque renunciaron a su programa histórico -afirma con cierto dejo de nostalgia-. Ahora hay que unir todas las fuerzas tal cual se hizo durante la Guerra cuando se formó el Frente de Liberación Nacional como principal fuerza de resistencia”. Nadie sabe cuánto tiempo podrá sostenerse este gobierno, pero Sakorafa no tiene dudas, “hay que derrocarlo”. Es difícil saber si la izquierda griega está ante una oportunidad histórica, pero la extrema derecha ya ha hecho sonar las alarmas que puede nacer una nueva Cuba en los Balcanes.
¿Se encamina Grecia hacia una guerra civil? (desde Grecia, 29.12.2011)
El escenario de la crisis griega alimenta fantasías y temores. Mientras nadie sabe cuándo se realizaran las próximas elecciones y el gobierno insiste en su plan de ajuste a rajatabla, algunos temen lo peor. “Tengo miedo de que haya una guerra civil” dice Manolis Glezos en su casa en las afueras de Atenas preocupado por la profunda crisis que vive Grecia. A sus casi noventa años Glezos no se amilana aunque en las manifestaciones reciba palazos y sus intentos por unir a todos los movimientos progresistas en contra de los planes de ajuste fracasen. ¿Por qué debería acobardarse si tiene tantas batallas sobre sus espaldas?
Glezos despotrica contra los alemanes a quienes consideran los principales responsables de la crisis. “Otra vez los alemanes”, masculla con bronca mientras se arregla su larga cabellera y se prepara para arremeter contra sus históricos enemigos, aunque aclara que no tiene nada “contra el pueblo alemán”. Glezos habla con la autoridad de alguien que es héroe nacional desde que el 27 de abril de 1941 se subió a la Acrópolis y arrancó la bandera con la esvástica que tres días antes el ejército nazi había izado para demostrar su dominación sobre Grecia, y que es conocido como el primer acto de resistencia contra la ocupación militar alemana. Si hasta cuentan que Charles De Gaulle dijo de él que había sido el primer partisano. Su audacia le costó caro. Los alemanes lo encarcelaron y torturaron salvajemente, luego los italianos y años después los militares que dieron el golpe de Estado en 1967. Su vitalidad actual esconde los once años de prisión, los otros de exilio y los disgustos que le dio el Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK) del cual fue parlamentario por mucho tiempo y que ha traicionado todos sus ideales. Glezos nunca descansa, ahora quiere encabezar un movimiento para boicotear todos los productos alemanes que inundaron Grecia. “Yo no me olvido que Alemania nos adeuda todo lo que nos sacó durante la segunda guerra mundial. Todavía no nos pagaron las reparaciones de la guerra. Ellos nos deben a nosotros.”
Su enojo con los bancos es evidente y hace poco con el compositor Mikis Theodorakis escribió una carta pública llamando a combatir los mercados financieros. Glezos se levanta, va y viene, entremezcla anécdotas de la Segunda Guerra Mundial con la publicación de sus libros en alemán, su encuentro con el Che Guevara y la lucha actual contra las políticas neoliberales que lo tiene obsesionado sin perder nunca el hilo de la conversación. Sabe que está frente a una batalla decisiva y no se la quiere perder, aunque teme que otra vez se desgarre este pequeño país.
Glezos despotrica contra los alemanes a quienes consideran los principales responsables de la crisis. “Otra vez los alemanes”, masculla con bronca mientras se arregla su larga cabellera y se prepara para arremeter contra sus históricos enemigos, aunque aclara que no tiene nada “contra el pueblo alemán”. Glezos habla con la autoridad de alguien que es héroe nacional desde que el 27 de abril de 1941 se subió a la Acrópolis y arrancó la bandera con la esvástica que tres días antes el ejército nazi había izado para demostrar su dominación sobre Grecia, y que es conocido como el primer acto de resistencia contra la ocupación militar alemana. Si hasta cuentan que Charles De Gaulle dijo de él que había sido el primer partisano. Su audacia le costó caro. Los alemanes lo encarcelaron y torturaron salvajemente, luego los italianos y años después los militares que dieron el golpe de Estado en 1967. Su vitalidad actual esconde los once años de prisión, los otros de exilio y los disgustos que le dio el Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK) del cual fue parlamentario por mucho tiempo y que ha traicionado todos sus ideales. Glezos nunca descansa, ahora quiere encabezar un movimiento para boicotear todos los productos alemanes que inundaron Grecia. “Yo no me olvido que Alemania nos adeuda todo lo que nos sacó durante la segunda guerra mundial. Todavía no nos pagaron las reparaciones de la guerra. Ellos nos deben a nosotros.”
Su enojo con los bancos es evidente y hace poco con el compositor Mikis Theodorakis escribió una carta pública llamando a combatir los mercados financieros. Glezos se levanta, va y viene, entremezcla anécdotas de la Segunda Guerra Mundial con la publicación de sus libros en alemán, su encuentro con el Che Guevara y la lucha actual contra las políticas neoliberales que lo tiene obsesionado sin perder nunca el hilo de la conversación. Sabe que está frente a una batalla decisiva y no se la quiere perder, aunque teme que otra vez se desgarre este pequeño país.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)