Los campamentos de refugiados saharauis que están en el sur de Argelia ofrecen un panorama desolador aunque sus pobladores estén festejando el XXXV aniversario de la fundación de la República Árabe Democrática Saharaui. Entre camellos y carpas montadas especialmente para que los extranjeros vean cómo se vive en el desierto se pasean las mujeres vestidas de gala con sus largas túnicas multicolores para una fiesta que siempre tiene un sabor amargo. Todavía hay decenas de miles de saharauis desplazados viviendo en casas muy precarias de adobe y carpas que les suministra Naciones Unidas o alguna ONG europea. Llegaron sin nada después de que el ejército marroquí tomara el Sahara occidental en 1975 cuando se retiraron los soldados españoles que lo ocupaban y todos tienen la esperanza de regresar a su tierra. El Frente Polisario los ha organizado para que no pierdan los vínculos con su pasado y es el que ha librado batallas durante años contra el ejército marroquí logrando apoderarse de una zona que denominan “territorios liberados”. El Polisario se ha propuesto construir allí un embrión de Estado y está en tratativas con algunas empresas europeas para implementar emprendimientos productivos que puedan mejorar la calidad de vida de los pocos que ya están viviendo en esos lugares. Por eso decidieron que el acto central de los festejos se realizara en Tifariti, la localidad que quieren desarrollar, pero a más de trescientos kilómetros de los campos.
Por eso trasladarse hacia los territorios liberados no es sencillo. En el desierto del Sahara no hay caminos ni puntos de referencia excepto para las tribus nómadas que se mueven de un lugar a otro. El trayecto desde los campos hasta Tifariti se hace en varios vehículos que van en caravana sorteando como se pueda los obstáculos naturales de una geografía árida de arena y piedras bajo un sol que raja la tierra. A medida que pasan los autos una inmensa nube de polvo envuelve absolutamente todo al mejor estilo del rally Dakar.
El acto en Tifariti consta de un desfile militar y un concierto a la noche al aire libre bajo la inmensidad de un cielo estrellado donde se puede apreciar hasta la estrella más pequeña. Pero este año se respira otro clima en los festejos. Las revueltas del mundo árabe pueden afectar también a la monarquía marroquí, y los saharauis tienen la esperanza que eso los puede beneficiar en su lucha por un Estado independiente y el regreso de todos los refugiados.