El presidente de Ecuador llega puntual al canal de televisión para la entrevista que le harán dos ecuatorianos y un argentino en un formato especial del programa “Pulso Político”, el miércoles 18 de mayo. Esta vez el programa cuenta con un periodista extranjero como invitado para aportar una mirada latinoamericana. A escasos días de una consulta popular que todavía tiene múltiples y disímiles interpretaciones ese tema ocupa un lugar central en la entrevista.
Correa luce contento y transmite la tranquilidad de alguien que siente que la victoria ha sido suya ya que en las diez preguntas, algunas muy complejas, ganó el SI. Sin embargo, como el triunfo en varias regiones no fue muy holgado -y tal vez por un margen menor de lo esperado- los que llamaron a votar por el NO tratan de atribuirse la victoria sumando los votos blancos y nulos. Correa insiste en que los opositores deben reconocer la derrota; sin dejar de mirar a la cámara afirma que “la victoria ha sido contundente”. Quiere mostrar que está firme al mando del barco y que éste no se hunde como aseguran diversos sectores de la izquierda y la derecha. Correa tampoco oculta su molestia con la izquierda y los movimientos indígenas y campesinos que hicieron campaña por el NO junto a algunos sectores de la derecha más recalcitrante.
Pero el gran tema que lo obsesiona son los medios de comunicación. Correa afirma que los medios ocupan el lugar dejado por la partidocracia y se han convertido en el poder fáctico más poderoso. Sin medias tintas, y parafraseando a Carlos Marx mira a la cámara y asegura que “la prensa burguesa es el nuevo opio de nuestros pueblos”.
El diario El País no desaprovechó la oportunidad para dar su opinión sobre un gobierno al que suele descalificar. En su editorial del viernes 20 afirmó que “la prensa ecuatoriana, que Correa llama burguesa, no está a las órdenes del presidente”, dando a entender que sus verdaderas intenciones son el control absoluto de la prensa. Pero con su respuesta inmediata no hizo más que dejar bien claro que el proyecto político de Rafael Correa se está enfrentando a sectores muy poderosos, dentro y fuera del Ecuador.