Las calles de Asunción están repletas de gente alegre vistiendo la camiseta albirroja de la selección nacional de futbol. Parece la euforia de un mundial que tiene la capacidad de unir a un pueblo por sobre todas las banderías políticas. Parece, pero no es.
Paraguay está de fiesta por el bicentenario y le toca a Fernando Lugo encabezar los
festejos del 14 de mayo. Vaya paradoja de la historia, Lugo es el primer presidente que gobierna sin haber formado parte de los tradicionales partidos políticos que manejaron este país en las últimas décadas. Los mismos que dicen ser los herederos de los próceres y de las tradiciones paraguayas deben resignarse a observar como el resistido obispo quedará asociado en la historia al Bicentenario de la patria.
Es muy posible que las personas que salen a las calles a festejar no deparen ahora en los enfrentamientos políticos. Al fin y al cabo, la “patria” es de todos y la fiesta también. Pero la oposición está al acecho. Sabe que Lugo gobierna en minoría y que no conviene que se lleve todos los laureles. Por eso en los últimos días han intentado empañar la fiesta con la difusión de noticias sobre precios inflados o la poca transparencia de la organización de los festivales y actos públicos. A pesar de que los opositores a Lugo controlan la inmensa mayoría de los medios de comunicación y no han dejado de resaltar la contradicción entre los millones gastados por el bicentenario y la situación de los más pobres, los paraguayos se volcaron masivamente a las calles. Uno de los hechos políticos más relevantes es la inauguración de la sede de la TV Pública con ayuda del gobierno japonés que comenzará a funcionar en agosto. Basta con leer los principales diarios, escuchar las radios y mirar los canales de televisión para
comprender la importancia del hecho. No pasa un día sin que se lancen diatribas desde los medios contra el presidente Lugo para desprestigiarlo, debilitarlo y evitar que se forme un movimiento político que pueda darle continuidad a un proyecto que ha intentado en poco tiempo transformar algunas de las más rancias estructuras de Paraguay.
El grito de la independencia de 1811 los incluye a todos, la gran pregunta es cómo la historia recordará a quien encabezó los festejos del bicentenario.