“El modelo no se toca” tituló el diario fujimorista La Razón el viernes 9 de junio para resaltar que Ollanta Humala no cambiará el rumbo económico del país por más que hable de inclusión social. El “modelo” peruano ha sido presentado como un ejemplo de crecimiento económico por los organismos financieros internacionales, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Las presiones sobre el presidente electo para que continúe con este “modelo” reflejan con claridad los intereses que están en juego. Pero, ¿cuál es este modelo que tanto se elogia? Más allá de la apertura económica que alentaron las privatizaciones impulsadas por Alberto Fujimori en los años noventa, el gran dinamizador en la economía peruana ha sido el impresionante desarrollo minero.
Perú se ha convertido en el primer productor de plata del mundo, el segundo en cobre y zinc, el tercero en estaño, cuarto en plomo, quinto en oro, además de poseer muchos otros valiosos minerales. También está a la cabeza en Latinoamérica en oro, estaño, bismuto, teluro, plomo e indio. En otras palabras, Perú es hoy un gigante de la minería mundial gracias a una generosa política de puertas abiertas a las principales empresas multinacionales del rubro.
El impacto económico de la minería en el país es tan fuerte que gran parte del crecimiento se debe justamente a la extracción de los minerales. En el año 2000 las exportaciones totales del país rondaban los 7 mil millones de dólares y las mineras ya alcanzaban el 46 por ciento. Siete años después, en 2007 sólo las exportaciones mineras superaban los 17 mil millones de la misma moneda, representando casi el 62 por ciento del total. El caso del cobre es notable, su exportación en 2007 superó los 7 mil millones, más que lo exportado en todos los rubros en el año 2000. Los sucesivos gobiernos peruanos han insistido en que es este “modelo” el que ha permitido los altos índices de crecimiento macroeconómico y que éste favorece a los más pobres. Los que votaron por Ollanta Humala y piden un cambio no parecen estar muy convencidos de los beneficios del “modelo”. ¿Se atreverá Ollanta Humala a tocarlo?