Desde la revolución de 1959 cualquier análisis que se haga de la política cubana debe tomar en cuenta dos elementos que se entrelazan de manera permanente. Por un lado, los cambios de rumbo interno que en Cuba tienen una particularidad: al existir un solo partido político, la continuidad en los cargos están subordinados al proyecto revolucionario general planteado a largo plazo. De hecho, desde 1959 tan sólo cinco personas ocuparon el cargo de canciller, y el recién nombrado Bruno Rodríguez es el sexto. El otro elemento es la política exterior de los Estados Unidos hacia la isla después de décadas de bloqueo.
Ambos factores aparecieron casi de la mano al cumplirse el 24 de febrero un año de Raúl Castro como Presidente del Consejo de Estado de Cuba.
A nivel interno, el 2 de marzo se conoció el relevo de más de diez ministros y viceministros de primer nivel que –en un primer momento- se pensó que era otro cambio de personas. Sin embargo, al día siguiente apareció Fidel Castro para explicar el verdadero motivo de los cambios, o –por lo menos- de alguno de ellos. “Ninguno de los dos mencionados por los cables como más afectados, pronunció una palabra para expresar inconformidad alguna. –escribío Fidel- No era en absoluto ausencia de valor personal. La razón era otra. La miel del poder por el cual no conocieron sacrificio alguno despertó en ellos ambiciones que los condujeron a un papel indigno. El enemigo externo se llenó de ilusiones con ellos.”
Las duras e inesperadas críticas hacia los desplazados han sorprendido ya que se refiere a su antiguo secretario privado y ex canciller Felipe Perez Roque y a Carlos Lage, vicepresidente del Consejo de Estado. También asombra la alusión al enemigo externo urdiendo una maniobra de división en el poder a través de estos dos dirigentes.
Pocos días antes de estos movimientos internos se dio a conocer en Estados Unidos un documento redactado por el senador republicano más influyente en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado donde decía que el bloqueo y las sanciones a Cuba habían fracasado.
Dos hechos políticos que se entrelazan, aunque todavía cuesta entender la dimensión y si existe una relación entre ambos.