El diario La República del Uruguay fue muy ingenioso al titular “Las urnas abiertas de América Latina” el día después de las elecciones en El Salvador. Al lado de un mapa de la región que mostraba en cuántos países la izquierda había accedido al poder se podía leer “Bienvenido a la América progresista”. Quién hubiera pensado treinta años atrás que los guerrilleros del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional accederían al poder por las urnas después de haberlo intentado por la vía armada. El titulo del diario es sugestivo y revelador respecto de los profundos cambios que se han producido en la región después de la larga noche de las dictaduras. Las urnas ya no están más guardadas, están abiertas, y la izquierda en sus múltiples variantes puede triunfar y acceder al gobierno.
La victoria de Mauricio Funes demuestra que los procesos no son lineales y que el FMLN necesitó de un periodista mediático que no provenía de sus filas para triunfar. Pero no le será fácil gobernar a Funes. En el país más pequeño de Centroamérica todavía no han cicatrizado las heridas de una cruenta guerra civil que dejó más de 70 mil muertos y que finalizó en 1992 con la firma de los Acuerdos de Paz aunque el resultado electoral revela una sociedad fuertemente polarizada. Por otra parte, es uno de los países más pobres del continente y cerca del 20 por ciento de su economía se basa en las remesas que envían más de dos millones de salvadoreños que viven en Estados Unidos, un fenómeno novedoso y muy complejo.
Mauricio Funes triunfa con el FMLN y el FMLN con Funes. Sin embargo, muchos analistas sostienen que existen diferencias sustanciales entre el nuevo presidente y su grupo íntimo -conocido como “Los amigos de Mauricio”-, y los antiguos dirigentes guerrilleros del FMLN.
Tomando en cuenta que no tiene mayoría absoluta en el Parlamento y que acaba de perder la alcaldía de la capital San Salvador en las elecciones legislativas de enero, la gran pregunta es cómo hará Funes para gobernar. Si miramos las recientes experiencias en América Latina parecen abrirse dos caminos. Por un lado, pactar y negociar con la oposición para mantenerse en el poder (Brasil, Chile, Nicaragua). Por el otro, tomar la decisión de refundar el país apelando a la movilización popular (Venezuela, Ecuador, Bolivia) y consolidar una amplia mayoría que le permita impulsar reformas estructurales. Habrá que esperar hasta junio para ver qué camino elige Mauricio Funes.
Publicado en Periódico Acción,1º quincena de abril-2009-