Kadafi en el laberinto (desde Argel especial para TELAM)Las revueltas populares que atraviesan el mundo árabe se han concentrado en los países de Africa que están sobre el Mediterráneo. En Túnez y Egipto los presidentes fueron depuestos y Muamar Kadafi está viviendo su peor momento desde que asumió el poder en 1969. En Marruecos la monarquía de Mohamed VI está tratando de contener las protestas con algunos guiños de apertura, y el gobierno de Argelia acaba de anunciar la suspensión del estado de emergencia decretado hace casi veinte años. El objetivo en ambos casos es muy claro, quitarle motivos a la oposición para que sume adeptos a sus convocatorias.
Kadafi habló el martes 22 de febrero y amenazó con una guerra civil que provocaría más de cien mil muertos. Fueron palabras para inspirar el temor más absoluto. Dijo que Libia dejaría de existir como país, sería invadido por los británicos y los americanos, se fragmentaría en varios pedazos, las regiones sin petróleo quedarían en la más absoluta de las pobrezas y el pan costaría más que el oro. En otras palabras, el caos.
Kadafi no parece comprender la nueva etapa histórica que se abrió desde que el pueblo tunecino derrocó a Ben Ali. La inmensa mayoría de los árabes ha perdido el miedo. Es uno de los factores que permite comprender la participación masiva en las calles enfrentando a los tanques en la ciudad de Benghazi –la segunda del país- y otras menores que ya están en control de los grupos opositores. Además, han renunciado ministros, importantes embajadores, funcionarios y asesores de primer nivel del régimen que parecían incondicionales del líder. Parecería que muchos están dispuestos a abandonar el barco porque consideran que son las últimas horas de un líder que durante algunos años encandiló con su retórica tercermundista y ayuda a movimientos de liberación nacional, aunque este último tiempo Kadafi tenía excelentes relaciones y negocios con algunos de los países que tiempo atrás denostaba. En estas horas nadie quiere quedar “pegado” al “crepúsculo de un loco”, como tituló el viernes 25 de febrero el influyente diario El Watan de Argelia. Los europeos que hasta ayer nomás le sonreían y vendían armas ahora quieren acusarlo de crímenes de lesa humanidad. Pero los árabes no sólo están perdiendo el miedo, también saben muy bien quienes sostenían –y aún sostienen- a los que ellos están derrocando.