viernes, 3 de septiembre de 2010
Los narcos, entre México y Estados Unidos
Mientras muchos medios de comunicación resaltan intencionadamente la violencia que existe en la ciudad de Caracas, México es un polvorín y se desangra. No pasa un día que no se escuche de masacres cometidas por diferentes bandas de narcos, asesinatos de políticos o también de indocumentados que intentar cruzar la frontera y son secuestrados y asesinados. Desde que Felipe Calderón asumió como presidente en diciembre de 2006 han muerto más de 28 mil personas vinculadas a la violencia generada por las bandas armadas y el narcotráfico. El gobierno no sólo que es incapaz de frenar esta violencia sino que diversos organismos del Estado hace años que forman parte del entramado narco. Más de un responsable militar de la lucha “anti drogas” estuvo involucrado en el trafico de drogas y la banda “Los Zetas” fue creada por militares de diversas fuerzas de “seguridad”, algunos de los cuales incluso fueron entrenados por la CIA. Por eso tampoco extraña que Estados Unidos invierta millones de dólares para “combatir” el narcotráfico sin ningún efecto positivo, aunque la Casa Blanca insiste con su habitual soberbia en descalificar el trabajo de los mexicanos (y no les falta razón) y de los latinoamericanos en general. Sin embargo, la situación en México también deja al desnudo el colosal fracaso de los propios Estados Unidos. El país que invierte tanto dinero y tropas para combatir el narcotráfico en América Latina y que envía a la DEA para asesorar gobiernos en su lucha contra la producción de drogas es el primer consumidor de cocaína del mundo. Como si esto fuera poco, la inmensa mayoría de las armas que se usan en México se fabrican en Estados Unidos y según el Washington Post (27/08/10) en la frontera común se incauta apenas el uno por ciento del dinero que se pasa ilegalmente entre ambos países. El país más poderoso del planeta con la tecnología más avanzada no puede impedir que entren toneladas de drogas, salgan miles de armas y circule dinero ilegal de un país al otro. Si el narcotráfico y el lavado de dinero son dos de los negocios más rentables del planeta, uno no puede dejar de preguntarse qué esconde Estados Unidos detrás de su fracaso.