La última reunión del G 20 en Londres generó tanta expectativa que era difícil discernir si uno se encontraba frente a una construcción mediática o de verdad existía la posibilidad de resolver aquello que se define como “crisis global” y que no queda muy claro qué es.
Conviene recordar que el G20 nació en 1999, nació como un foro de discusión de los ministros de economía y directores de bancos centrales del G8 y algunos países en desarrollo. En su página de Internet (www.g20.org) se señala que surgió como respuesta a la crisis financiera de fines de los años noventa aunque no queda muy claro que ha logrado en estos diez años tomando en cuenta que en el apartado “logros” apenas se menciona que redujo abusos del sistema financiero. Vista la dimensión de la crisis del sistema financiero, las quiebras, las estafas, la millonaria evasión fiscal y la magnitud del casino global uno se podría preguntar cuáles pergaminos para lidiar con esta crisis.
Las dudas se agrandan cuando uno ve que tantos analistas coincidieron en señalar que el gran “ganador” y beneficiario de la reunión había sido el Fondo Monetario Internacional, no sólo por la inyección de dinero fresco que recibirá sino también por el renovado prestigio de una de las organizaciones político-financieras más desprestigiadas de los últimos tiempos. Sin embargo, la reunión de Londres es sólo un eslabón más de una crisis que tiene una dimensión política muy profunda ya que –paralelamente al debate sobre el rol del Estado- lo que está en juego es un reordenamiento de los actores políticos a escala mundial. Por esta razón fue revelador escuchar al primer ministro Gordon Brown sentenciar que el Consenso de Washington había muerto. A su vez, China plantea dejar de lado al dólar cómo única moneda de reserva, y Hugo Chávez no ceja en su intento de construir alianzas con los países árabes o Irán, sin abandonar el proyecto del Banco del Sur. Aunque en la reunión del G20 nadie “pateó el tablero”, una vez finalizada, Lula dijo que Brasil no necesitaba los fondos del FMI e incluso se dio el lujo de bromear diciendo que “le gustaría entrar en la historia como el presidente que le prestó algunos reales al FMI”. Amén de las bromas, lo que está en juego es mucho más que el rol del G20 o del FMI.
-PROXIMAMENTE EN PERIÓDICO ACCIÓN-