martes, 19 de junio de 2012
La trampa de la “salvación nacional” en Grecia (desde Atenas)
La crisis institucional griega no se ha resuelto con las elecciones del domingo 17 de junio. Ningún partido tiene mayoría absoluta para formar un fuerte gobierno en un sistema parlamentario que depende de la relación de fuerzas entre los partidos y donde se ha quebrado el bipartidismo que durante décadas permitió una relativa estabilidad política. Los conservadores de Nueva Democracia y los “socialistas” del Pasok (Movimiento Socialista Panhelénico) hegemonizaron la política griega durante treinta años y son los que aplicaron juntos y por separado el ajuste neoliberal de los últimos tiempos. Pero la irrupción de Syriza (Coalición de Izquierda Radical) en las elecciones del 6 de mayo como segunda fuerza y con aspiraciones de gobernar ha alternado todo el panorama, más tomando en cuenta que apenas un año atrás ni siquiera obtenían el cinco por ciento de los votos.
Los resultados del domingo son un fiel reflejo de la complicada situación institucional. Nueva Democracia obtuvo 29,6 por ciento, Syriza 26,8 y Pasok quedó en un tercer lejano lugar con 12,2 por ciento, mientras el resto de los votos se repartió entre cuatro fuerzas menores. La distribución de diputados en el parlamento no refleja la elección proporcional ya que gracias a los 50 escaños de “regalo” que se lleva el primero -sobre un total de trescientos- Nueva Democracia tiene 129 escaños, Syriza 71 y el Pasok 33.
Pero el principal problema político es el quiebre del bipartidismo que ahora les impide a Nueva Democracia y Pasok continuar con las políticas de ajuste. Los dos grandes partidos han perdido legitimidad en las urnas y en las calles y son conscientes de que un nuevo fracaso implicaría un próximo gobierno de Syriza. Por esta razón Antonis Samaras, el líder de Nueva Democracia, está convocando a un gobierno de “salvación nacional” que incluya a Syrisa, reclamo que también cuenta con el apoyo de Pasok. Después de estar semanas calificándolos como “irresponsables” y “populistas”, ahora los necesitan para implementar un nuevo ajuste. Son conscientes de que les urge conseguir una amplia legitimidad para continuar aplicando sus políticas de ajuste, y qué mejor que “el abrazo del oso” para neutralizar a Syriza. Alexis Tsipras, el dirigente de Syriza, ya dijo que de ninguna manera participaría de un gobierno de “salvación nacional” con los que sumieron en la pobreza a la mayoría de los griegos.
Un banquero citado por el diario Athens News dijo que no había margen de error ya que una tercera elección sería un desastre. El mensaje es claro. Todos suponen que un nuevo fracaso de los partidos tradicionales implicaría el ascenso de Syriza al poder. Y qué mejor que un banquero para expresar lo que siente la clase dirigente griega.
Atenas, 19 de junio 2012