jueves, 14 de junio de 2012
El parlamento griego por ahora está vacío (desde Atenas)
Los rayos del sol caen con intensidad en esta primavera griega sobre la céntrica plaza Syntagma donde se yergue el parlamento que ahora está vacío. No se trata de una metáfora, el parlamento está literalmente vacío, no sesiona porque no hay nadie. Sólo pasan algunos turistas que esperan ver el tradicional cambio de guardia mientras unos vendedores les ofrecen paraguas para cubrirse del sol que raja la tierra.
El 6 de mayo hubo elecciones en Grecia. Como ningún partido obtuvo una clara mayoría y no se pudo formar un gobierno, los parlamentarios electos juraron y el mismo día se fueron a sus casas, algunos con la esperanza de regresar después de las elecciones del 17 de junio. El gobierno actual - formado por tecnócratas, científicos, juristas, y alguna que otra personalidad destacada- tiene como única misión velar por las elecciones de este domingo.
Los dos grandes partidos que se disputan la victoria están preparando sus actos de cierre. Frente al parlamento lo hará el viernes el conservador Nueva Democracia liderado por Antonis Samaras que propone seguir con la política de ajuste dictada por el Banco Central Europeo a instancias del gobierno alemán. A pocas cuadras de allí, en la plaza Omonia, la otra gran plaza céntrica, están armando las estructuras para que haga su acto de cierre Alexis Tsipras, el joven líder de Syriza, la coalición de izquierda radical que propone cambiar Grecia rompiendo con los dictados del Fondo Monetario Internacional.
En ambas plazas uno puede sacar una radiografía de lo que es Grecia hoy. Los negocios están abiertos pero casi no hay compradores porque no hay dinero en los bolsillos, y al caminar hay que esquivar a los que piden una moneda o están vagando por las calles con sus miradas perdidas.
El país está en vilo ante unas elecciones que son seguidas atentamente por toda Europa por las consecuencias que éstas pueden tener para la eurozona. La intervención extranjera en el proceso electoral es directa e incluso grosera. El objetivo es impedir un triunfo de la izquierda. Juegan con el miedo de lo que podría suceder si Grecia abandonara el euro y dicen que esto sucederá si gana la izquierda, aunque Tsipras insiste una y otra vez que no está en sus planes abandonar el euro. Lo que propone es renegociar en otros términos una deuda que es impagable.
Costas Isyjos es un quilmeño que vive en Atenas hace muchos años y hoy es uno de los responsables de la política exterior de Syriza. Sentado en su oficina del quinto piso del comité de campaña trata de responder a los pedidos de entrevistas que le llegan desde diferentes medios de comunicación de todo el mundo. Con el corazón en su Buenos Aires natal explica en un porteñísimo castellano que espera que el domingo no se vote “para castigar a los que provocaron este verdadero genocidio social” sino que se vote por la esperanza que encarna Syriza y que el parlamento se llene de hombre y mujeres que apuesten por el cambio. A pocas horas del día crucial “D” nadie se atreve a arriesgar un resultado, aunque muchos aseguran que Tsipras ya se está probando el traje de primer ministro.
Atenas, 14 de junio 2012