jueves, 12 de abril de 2012

Entrevista a Ben Bella

http://www.iri.edu.ar/revistas/revista_dvd/revistas/R21/ri%2021%20dialogos.pdf

Ahmed Ben Bella es una de los grandes líderes del siglo XX, del nacionalismo árabe en su conjunto y del argelino en particular. Su figura tomó proporciones universales al liderar la lucha por la independencia de Argelia, un territorio ocupado durante 132 años por Francia. La guerra de liberación entre 1954 y 1962 dejó más de 1 millón y medio de muertos. Durante los años cincuenta y sesenta el Frente de liberación Nacional liderado por Ben Bella fue el símbolo de la resistencia contra el colonialismo a escala mundial.
Su actividad política estuvo signada por la prisión, ya que estuvo preso un total de 23 años; antes de la revolución de 1963 y después de que Houari Boumediène lo derrocara en 1965 para sucederlo en la presidencia y liberarlo recién en 1981.
En 1995 Ben Bella fue uno de los firmantes de la Plataforma de Roma, un llamado a la reconciliación del pueblo argelino para poner fin a la guerra civil que azota a ese país desde 1991 cuando las Fuerzas Armadas se apropiaron del poder e impidieron la segunda vuelta electoral y un seguro triunfo del Frente Islámico de Salvación que había triunfado en la primera ronda.
Con sus largos 82 años a cuestas participó del Foro Social Mundial de Porto Alegre en enero de 2001 y fue una de sus figuras más destacadas. Allí, entre debate y debate, accedió a tener una conversación para la revista del IRI.
Se lo nota entusiasmado con el Foro Social Mundial y los movimientos de resistencia global y no oculta su simpatía hacia estos movimientos que –aunque muy heterogéneos- levantan banderas con las cuales se identifica.
En la conversación con Ben Bella es inevitable referirse a la lucha contra el colonialismo francés porque su memoria va y viene en el tiempo y no puede dejar de mencionar que su pueblo logró arrodillar al poderoso General De Gaulle, a pesar de “las atrocidades cometidas por los franceses que dejaron un saldo de dos millones de muertos. Un verdadero genocidio.” Sin esperar una respuesta pregunta “¿Acaso el mundo no reconoce que el Holocausto, que provocó la muerte de 6 millones de judíos, no fue un crimen contra la humanidad? El mundo también debe reconocer que la muerte de 142 millones de africanos durante el comercio de los esclavos fue un holocausto.”
A pesar de su avanzada edad, su ímpetu se destacó por sobre el de muchos conferenciantes que ni habían nacido cuando él fue proclamado presidente de Argelia en 1963. Ben Bella está en Porto Alegre porque se sigue considerando un “revolucionario profesional”. Sintiendo que está en sus últimos años de vida es reacio a hablar sobre el gobierno argelino actual, como si no quisiera tener más problemas en la tierra que lo vio nacer. Ahora Ben Bella parece embarcado en luchar contra la injusticia, el hambre y el reparto desigual de las riquezas a nivel global.

Pedro Brieger: Usted está participando del Foro Social Mundial de Porto Alegre, ¿qué lo hace venir a este encuentro?

Ahmed Ben Bella: Estamos viviendo una época de profunda crisis que no es sólo económica sino también cultural y civilizacional. En los países del sur los agricultores son asesinados, se acelera la desertificación, la desaparición de los bosques tropicales, el hambre que mata cada año a 50 millones de seres humanos, 17 de ellos niños. Fíjese que 1000 millones de personas están afectadas por enfermedades tropicales totalmente ignoradas por la investigación científica del Norte, donde se preocupan mucho más por el cáncer, el SIDA y las enfermedades cardio-vasculares. Obviamente esto tiene que ver con la ley del mercado y los objetivos de ganancias. Además, asistimos a la tragedia de la deuda de un Tercer Mundo, cada vez más endeudado y chantajeado por un sistema bancario que concede préstamos sólo para que se paguen los intereses de la deuda que aumentan sin fin. Casi 40%, de la población mundial no tiene acceso a los servicios médicos, el 30% no tiene agua potable mientras la mitad de nuestros científicos están abocados a la tecnología de la producción de armamento. Este es el mundo en el que vivimos. No hay duda de que estamos sentados sobre una bomba de tiempo.

PB: En Porto Alegre se están debatiendo alternativas al Foro Económico Mundial de Davos. ¿Cómo ve los debates?

ABB: Hay que buscar nuevas alternativas a esta crisis ya que no existe un único paradigma, válido en todos los tiempos y lugares y para todas las sociedades. Debemos encontrar nuestro camino proveniente de nuestros valores, rompiendo con el economicismo, el materialismo y el individualismo exacerbado. Por otra parte, debemos tomar en cuenta el concepto de solidaridad, único antídoto de la concepción de la ley de la jungla, del “todos contra todos” enunciados por Hobbes y David Hume. La solidaridad debe ser un principio dinámico, más real que aquel de la caridad. Como en el islam, donde la función de la Zakat es la redistribución del excedente y que tiene un carácter eminentemente social.
Pero algo está cambiando, se puede ver con el movimiento mundial contra la globalización, las manifestaciones que arruinaron la reunión de la OMC en Seattle y la del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional en Praga. Estos son tiempos de cambio. Las fuerzas progresistas en Africa, en el mundo árabe y en los países del Sur deben conectarse y trabajar juntos con los europeos y Occidente.

PB: ¿Cómo ve el rol de EEUU?

ABB: Me preocupa mucho como ha convertido al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en un Consejo de Guerra. Las sanciones contra civiles en Cuba, Irak y Libia deben ser eliminadas, de la misma manera que se elimina la viruela y la poliomielitis. Estados Unidos controla las Naciones Unidas donde 5 países tienen el derecho de votar contra el resto. Hay que ver cómo la Guerra del Golfo afectó de una manera terrible al mundo islámico en general pero en particular al mundo árabe. Cuando Occidente lo entienda podrá encontrar las palabras justas para comunicarse con aquellos que ha humillado imitando las Cruzadas. En Irak el problema no es Saddam Hussein, sino que Occidente por la fuerza ha hecho retroceder años a una país casi post industrial, que era orgullo del pueblo islámico. Humillaron y derrotaron a un pueblo muy serio y honesto. Y con el bloqueo firmaron una sentencia de muerte a los más débiles, los pobres y los niños.

PB: Usted hizo mención al bloqueo que todavía sufre Cuba y cuando se piensa en Cuba no se puede dejar de mencionar la crisis de los misiles a comienzos de los sesenta y donde usted tuvo un cierto protagonismo...

ABB: Es verdad. Nosotros veníamos de obtener nuestra independencia y como Jefe de Estado yo debía participar de la sesión de las Naciones Unidas en Nueva York en septiembre de 1962 donde la bandera argelina iba a ser izada por primera vez en el edificio de las Naciones Unidas. En ese momento decidimos que después de la reunión de las Naciones Unidas yo debía visitar Cuba, y que mi visita a La Habana debía ser un acto público de solidaridad con la revolución cubana en momentos tan difíciles. En la mañana del 15 de octubre fui a la Casa Blanca invitado por el presidente John F. Kennedy y tuvimos una discusión franca y acalorada sobre Cuba. Kennedy trató de convencerme de que no viajara a Cuba directamente desde Nueva York. Incluso me sugirió que el avión cubano que me trasladaría podría ser blanco de un ataque de la oposición cubana de Miami. A esas amenazas veladas respondí que yo era un felaj que no se dejaba intimidar por ningún harkis , fuera argelino o cubano...


PB: ¿Cómo ve hoy la relación entre política e islam?

ABB: Mire, yo son un islamista. Antes que argelino soy islamista y pan-arabista.
Occidente trató de destruir nuestra cultura árabe e islámica. Somos muy conscientes de esto, por eso es que el islam es esencial para nuestra identidad. Por otra parte condeno la violencia que hoy daña a Argelia y los argelinos. Nosotros luchábamos contra el poder colonial de Francia, tomamos las armas para liberar nuestro país, no para resolver viejas disputas. El militantismo islámico es el resultado de una falsa interpretación del islam, y tal vez haya que responsabilizar a los gobiernos que no le explican a los jóvenes la verdadera dimensión espiritual del islam. Yo veo que en el futuro tendremos un Argelia islámico, pero bajo el reino de la shura , o la consulta de la población, lo que es más conocido como democracia. El problema no es la utilización del velo o la prohibición de las antenas satelitales; el verdadero problema es la corrupción, la burocracia y la falta de vivienda para la gente. También lo cultural es fundamental. Fíjese que siempre se ha hablado de “desarrollo” o del “Producto Bruto Interno”, pero el desarrollo verdadero es el coloca al hombre en el centro. ¿Qué significado tiene el PBI si deja de lado al hombre y su espíritu que es la poesía, la literatura, la música y el rezo? La revolución que comenzó en 1954 se inscribe en este movimiento permanente porque fue el rechazo de un pueblo a someterse a la fuerza brutal y asesina de un colonialismo poderoso, recubierto de ciencia y tecnología
El pueblo argelino tuvo que luchar hasta límites físicos y morales extremos, y el factor que lo impulsó fue el islam, ya que allí se anclaron las motivaciones profundas
El islam es nuestro santuario. Cuando hay que realizar un esfuerzo supremo, cuando el muro de las certezas se derrumba, cuando sobre nosotros llueven los golpes y nuestra existencia está siendo amenazada es cuando miramos hacia ese santuario, buscamos refugio para tomar aliento y para continuar con el combate.