Brieger- Próximamente en Acción
A la gente le gusta fabricar mitos. Uno de ellos es que los uruguayos son mucho más “democráticos y civilizados” que los argentinos, y que sus diferencias políticas las zanjan dialogando. Supuestamente no se comportarían como enemigos que buscan destrozarse. Este mito está muy difundido a ambas márgenes del Río de la Plata. Las recientes elecciones demostraron que no es más que un mito. El eje de la campaña electoral de la derecha uruguaya fue provocar el miedo ante un eventual triunfo de José Mujica. Su principal aviso televisivo con música tremendista mostraba a muchos uruguayos diciendo “no lo voy a votar” (a Mujica) y cerraba con un niño atemorizado preguntándole a su madre si lo iba a votar, casi como diciéndole que si lo hacía, se venía el fin del mundo. Sólo una mujer planteaba algo positivo y decía “yo voto vivir en paz”, un claro mensaje de que el voto por el Frente Amplio era un voto por la guerra. ¿Acaso el antónimo por naturaleza de la palabra “paz” no es la palabra “guerra”?
También trataron de asustar con la palabra “tupamaro”, igual que la mayoría de los medios de comunicación latinoamericanos que apoyaban a la derecha, pero esa definición política ya no asusta a nadie Hace más de veinticinco años que los Tupamaros están integrados al sistema político parlamentario y ni sueñan con retomar las armas.
La contracara del miedo fue la campaña del Mujica. A ritmo de murga y el famoso tema “A Don José” de Los Olimareños –una especie de himno popular uruguayo- la publicidad del “Pepe” rebosaba alegría. La gente aparecía sonriendo con ganas y Mujica fue presentado como una persona común y corriente; “como vos”.
Blancos y Colorados gobernaron el Uruguay desde que se tenga memoria y no dejarán de apelar al miedo ni se quedarán de brazos cruzados ante cualquier medida que intente tomar Mujica que afecte los intereses de las clases dominantes. El ex presidente Julio María Sanguinetti, presentado como el adalid de la democracia, ya adelantó que “Mujica no ofrece garantías de un gobierno democrático”. ¿Qué habrá querido insinuar?