martes, 21 de abril de 2009

Brieger- Obama y la Cumbre de las Americas

proximamente en Revista Acción

Seguramente cuando Estados Unidos propuso realizar la primera Cumbre de la Américas en 1994 el presidente Bill Clinton no podía imaginar que su proyecto global para el continente, el Área de Libre Comercio de las Américas, sería vetado por el MERCOSUR y Venezuela nueve años después en la IV Cumbre de Mar del Plata en 2005. Mucho menos, que en 2009 el tema del ALCA desaparecería de la agenda y que la V Cumbre de Trinidad y Tobago tendría dos ejes que la monopolizarían fuera de su control. Por un lado, el pedido casi unánime de levantar el bloqueo a Cuba y su reincorporación a todos los ámbitos continentales. Por el otro, un cuestionamiento a la política imperial de Estados Unidos. Qué hubiera pensado Clinton en 1994 si le hubieran dicho que su mujer Hillary –devenida en Secretaria de Estado- reconocería públicamente el fracaso de su política hacia Cuba. Hace dos meses el senador republicano Richard Lugar le recomendó al presidente Barak Obama tomar la iniciativa y realizar cambios respecto de Cuba. Desde una visión pragmática planteaba que la relación con la isla era motivo de conflicto con los otros países de América Latina y que los anuncios debían realizarse antes de la Cumbre de Trinidad y Tobago. En la misma semana de su comienzo Obama anunció una flexibilización de los viajes y del envío de dinero hacia la isla. Su intención fue clara: mostrarle al mundo que él daba un paso, apaciguar las aguas y dejar la pelota en terreno contrario. Grande debe haber sido su sorpresa al comprobar que la medida –aplaudida por todos- no alcanzaba. No es un secreto que muchos gobiernos de la región tienen una mirada crítica sobre el presente de la revolución cubana, y consideran que en la isla se deben realizar cambios. Pero hay coincidencias en que primero Washington debe levantar el bloqueo. Es muy posible que Obama se haya sorprendido por el tenor de los discursos. Debería revisar la foto de los presidentes de 1994 y compararla con la de 2009 para ver cuán profundos son los cambios en la región. Y si lee Las Venas Abiertas de América Latina que le obsequió Hugo Chávez comprenderá mucho más. Para algo se lo regalaron.