Próximamente en la revista ACCION (www.acciondigital.com.ar)
No le alcanzó a Eduardo Frei. Aunque su campaña para el ballotage tuvo el dinamismo que le faltó para la primera vuelta, no le alcanzó para remontar los 15 puntos que lo separaban de Sebastián Piñera. Marco Enriquez-Ominami (MEO), pocos días antes del día “D” dijo que votaría por Frei, pero dejó en libertad de acción a sus seguidores. Y como se preveía, una parte de los votos de MEO fueron para Piñera.
La derecha chilena está exultante. Por primera vez en más de cincuenta años ha regresado al poder por la vía de los votos, lo que representa toda una novedad para una generación de políticos chilenos que crecieron al amparo de los diecisiete años que duró la dictadura pinochetista. En esta “nueva” derecha encontramos una mezcla de antiguos seguidores y socios del general con dinámicos empresarios que crecieron durante los gobiernos de la Concertación. Estos buscan mostrar que son diferentes de sus socios más retrógrados que legaron la constitución pinochetista de 1980; la misma que la Concertación no se atrevió a modificar en los veinte años que gobernó. Cabe recordar que la misma fue aprobada después de un “plebiscito” que realizó la dictadura. Y aunque algunos analistas señalan que “la derecha intentó no ser derecha” en estas elecciones, si la Concertación no desmontó gran parte del andamiaje heredado de la dictadura, menos lo hará el nuevo gobierno con sus “técnicos” y “profesionales”. Más allá del carácter técnico y de eficiencia empresarial que Piñera le quiera dar a su gestión su sostén son los dos partidos de la derecha chilena, Renovación Nacional (RN) y la Unión Demócrata Independiente (UDI). Y este último, considerado el partido más ligado al pinochetismo, es la primera fuerza en el parlamento chileno.
Pero esta derecha no sabe lo que es gobernar en democracia. Todas las profundas reformas económicas que realizó Pinochet se hicieron sin debate ni oposición. Ahora tendrán oposición en el Parlamento y en las calles. Habrá que ver cómo reacciona.
jueves, 21 de enero de 2010
Haití
El terremoto afecta a un país que está siendo social y ecológicamente destruido desde hace décadas (17/01/10)
Por Claude-Marie Vadrot
Publicado en la revista Sin Permiso (http://www.sinpermiso.info)
Ya se ocuparán otros de anunciar las cifras de la nueva desgracia que acaba de abatirse sobre Haití. Yo sólo quiero recordar ahora hasta qué punto esta isla en la que he venido realizando numerosos reportajes periodísticos ha sido destruida social y ecológicamente en las últimas décadas con la complicidad de los EEUU y de la ONU.
Viajando a bordo de una de las avionetas que comunican Santo Domingo con Puerto Príncipe, la capital de Haití, es ocioso que el piloto anuncie la frontera: para comprender que se comienza a volar sobre paisaje haitiano, basta percatarse del momento en que los árboles desaparecen bruscamente. En cosa de minutos, Haití apenas ofrece otra cosa que una sucesión de montes pelados: esta parte de la isla que apenas tiene el tamaño de Bélgica y suma 8 millones de habitantes y que fue otrora conocida como “la perla de las Antillas” se ve desde aire como un mundo lunar surcado por cauces carente de agua cuando no llueve.
El penosos estado de la mitad de la antigua Española viene a añadirse al sinnúmero de desdichas, a los miles de muertos, a los millares de exilados generados por los Duvalier, dictador padre y dictador hijo. Les sucedió Jean-Bertrand Aristide, el cura secularizado que, antes de ser depuesto, llegó a acumular con su abogada y esposa cerca de 850 millones de dólares de fortuna personal, sin duda para “sus pobres” de la Ciudad del Sol, los que le llevaron al poder en los años 80. Haití sufre uno de los medioambientes más degradados de las Américas: uno de los pocos estados del planeta en los que la historia del país se confunde totalmente, y de continuo, con la degradación de la naturaleza y del medio ambiente, porque los sucesores de los chiflados y de los dictadores no lo han hecho mejor.
En la región de Bombardópolis, en el extremo este, los campesinos se han visto reducidos con los años a desenterrar las raíces de los árboles para convertirlas en carbón vegetal. Porque hace mucho ya que cortaron los árboles. Venden este carbón, éste y otro que producen a partir de troncos que van encontrando todavía, para ganarse unas cuantas gourdes, la moneda local sin apenas valor. El grueso de los haitianos, señaladamente en la región de Gonaïves y en el norte, cocina con este combustible la poca comida que le separa de la muerte por inanición. Dos tercios de los haitianos, sobre todo en el norte y en el este, no tienen otra cosa que ese carbón vegetal, vendido a sacos a pie de carretera. La cubierta forestal de Haití se reduce ya a menos del 1% de la superficie.
Los árboles fueron primero víctimas del cultivo de la caña de azúcar y del café; luego, de una exportación incontrolada que enriqueció a la clase dominante y a los norteamericanos. Lo poco que queda, sirve de “leña de fuego”, como se dice en África, o de base para el carbón vegetal. La pugnaz competición que enfrenta a campesinos pobres con campesinos –un millón— sin tierras se solapa con los enfrentamientos entre bandas armadas. Las fuerzas de las Naciones Unidas no han logrado poner más orden en esos problemas que una clase política que, reproduciéndose de forma idéntica lustro tras lustro, ha perdido todo vínculo con una población en situación de abandono: el 1% de la población acapara al menos el 60% de la riqueza de un país abocado a la autodestrucción.
Cada año, lluvias más y más devastadoras a causa de las alteraciones climáticas que multiplican la violencia de huracanes y ciclones se precipitan sobre una superficie incapaz ya de retener tierra cultivable. Las tierras transportadas ni siquiera se detienen ya en los llanos, y ganan la costa: cada año, entre 37 y 40 millones de toneladas de tierra van a dar en la mar, y sólo el 10% del agua de lluvia penetra en el suelo. El resto discurre rápidamente sobre unos suelos encallecidos en la imposibilidad de que la retenga cualquier vegetación. Múltiples consecuencias: la irremediable alteración de los microclimas de la isla, el agostamiento de mantos freáticos vitales, 400 ríos o desaparecidos o con caudales que fluyen apenas unas semanas al año. Como en el caso de la leña, unas hostilidades pseudopolíticas enfrentan entre sí a los campesinos y a los campesinos con los grandes propietarios por el control del agua subsistente: se forman bandas que matan por el control de un simple canal de irrigación. Esta sequía progresiva ha llegado a un nivel inquietante en la segunda mitad de los 90, trayendo consigo la desaparición de los abundantes peces de agua dulce que constituían el alimento básico de muchos habitantes. En la llanura de la Arbonita, hacia el norte, los propios risicultores ya no tienen agua bastante para sus cultivos de arroz.
Una paradoja para un país en el que llueve desde luego mucho durante la mayor parte del año. Y año tras año desaparecen risicultores, porque los EEUU exportan a Haití 250.000 toneladas de arroz norteamericano públicamente subvencionado, y por lo mismo, menos caro que el arroz local que se compra en los mercados.
Cada año, millares de personas pierden la vida a causa de las inundaciones que transforman la menor pendiente en un torrente furioso. Decenas de veces al año, un pequeño viento huracanado que dure media hora basta para que Puerto Príncipe, rodeado de colinas, se vea invadido desde las alturas de la capital por toneladas de detritus que se acumulan en las calles de la baja ciudad, en donde viven los más pobres. En la Ciudad del Sol, el suburbio costero más miserable, el bastión desde el que Aristide lanzó su carrera como sacerdote y luego como político, la densidad demográfica es de 10 personas por metro cuadrado: algunas familias llegan incluso a turnarse para dormir en las chabolas que uno de cada dos huracanes o destruye o inunda.
En este universo ecológicamente catastrófico que, desde 1940, ha perdido dos tercios de sus tierras cultivables la esperanza de vida ha retrocedido hasta los 52 años, lo que se explica, en parte, por una de las mortalidades infantiles –insalubridad mediante— más altas del mundo: 77 por mil. El Sida, desde luego, pero también todas las enfermedades contagiosas posible e imaginables, incluidas las que hace tiempo desaparecieron ya del resto del continente americano. El estado del agua refleja, a la vez, el estado del medio ambiente y el estado de un país, uno de cuyos escritores se preguntaba recientemente “si, a pesar de las apariencias, existe realmente”.
A todas estas desgracias hay que añadir la contaminación atmosférica generada por la circulación urbana de Puerto Príncipe y por las fábricas instaladas en el país, señaladamente alrededor de la capital. No hay la menor legislación reguladora de los residuos lanzados a la atmósfera por las instalaciones industriales. Y causa de eso, y también con ánimo de sacar provecho de una mano de obra más barata todavía que la asiática y de una legislación defiscalizada, muchas empresas norteamericanas e internacionales han instalado plantas de producción en Haití. Contaminan, salvo, claro está, en las zonas altas de la capital, en las que viven, por encima de la nube fétida, los propietarios de unos 4 X 4 con cristales opacos blindados que, bajo la protección de guardias privados, salen de una mansiones que más que villas parecen muchas veces verdaderos castillos. Castillos bien provistos de cámaras de vigilancia…
Dos proverbios haitianos, uno en francés y otro en creole, resumen la situación de un país del que el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente dejó dicho en 2003: “El mundo no tienen la menor idea del horror de la situación que se vive en Haití.” El primero: “Un negro rico es un creole, un creole pobre es un negro”; el segundo, en creole: “En Haití es el blanco quien decide”. “Blanco”, en Haití, quiere decir “extranjero”. Nada autoriza a pensar que, desde el punto de vista de la naturaleza y del medio ambiente, lo mismo que desde el punto de vista político, la situación pueda cambiar a corto plazo. Pues, como explicaba un diplomático francés durante una de las numerosas crisis: “Para salir del hoyo hay que empezar al menos a dejar de cavar”. El terremoto no es sino una desgracia más para este pueblo apasionante que se debate entre la desaparición y la muerte.
Claude-Marie Vadrot es un periodista que ha trabajado muchos años para Canard Enchainé y Matin. Ha publicado una trentena de libros sobra la URSS y sobre Rusia. Ha sido profesor de geografía y ecología en la Universidad de París 8-Vincennes.
Por Claude-Marie Vadrot
Publicado en la revista Sin Permiso (http://www.sinpermiso.info)
Ya se ocuparán otros de anunciar las cifras de la nueva desgracia que acaba de abatirse sobre Haití. Yo sólo quiero recordar ahora hasta qué punto esta isla en la que he venido realizando numerosos reportajes periodísticos ha sido destruida social y ecológicamente en las últimas décadas con la complicidad de los EEUU y de la ONU.
Viajando a bordo de una de las avionetas que comunican Santo Domingo con Puerto Príncipe, la capital de Haití, es ocioso que el piloto anuncie la frontera: para comprender que se comienza a volar sobre paisaje haitiano, basta percatarse del momento en que los árboles desaparecen bruscamente. En cosa de minutos, Haití apenas ofrece otra cosa que una sucesión de montes pelados: esta parte de la isla que apenas tiene el tamaño de Bélgica y suma 8 millones de habitantes y que fue otrora conocida como “la perla de las Antillas” se ve desde aire como un mundo lunar surcado por cauces carente de agua cuando no llueve.
El penosos estado de la mitad de la antigua Española viene a añadirse al sinnúmero de desdichas, a los miles de muertos, a los millares de exilados generados por los Duvalier, dictador padre y dictador hijo. Les sucedió Jean-Bertrand Aristide, el cura secularizado que, antes de ser depuesto, llegó a acumular con su abogada y esposa cerca de 850 millones de dólares de fortuna personal, sin duda para “sus pobres” de la Ciudad del Sol, los que le llevaron al poder en los años 80. Haití sufre uno de los medioambientes más degradados de las Américas: uno de los pocos estados del planeta en los que la historia del país se confunde totalmente, y de continuo, con la degradación de la naturaleza y del medio ambiente, porque los sucesores de los chiflados y de los dictadores no lo han hecho mejor.
En la región de Bombardópolis, en el extremo este, los campesinos se han visto reducidos con los años a desenterrar las raíces de los árboles para convertirlas en carbón vegetal. Porque hace mucho ya que cortaron los árboles. Venden este carbón, éste y otro que producen a partir de troncos que van encontrando todavía, para ganarse unas cuantas gourdes, la moneda local sin apenas valor. El grueso de los haitianos, señaladamente en la región de Gonaïves y en el norte, cocina con este combustible la poca comida que le separa de la muerte por inanición. Dos tercios de los haitianos, sobre todo en el norte y en el este, no tienen otra cosa que ese carbón vegetal, vendido a sacos a pie de carretera. La cubierta forestal de Haití se reduce ya a menos del 1% de la superficie.
Los árboles fueron primero víctimas del cultivo de la caña de azúcar y del café; luego, de una exportación incontrolada que enriqueció a la clase dominante y a los norteamericanos. Lo poco que queda, sirve de “leña de fuego”, como se dice en África, o de base para el carbón vegetal. La pugnaz competición que enfrenta a campesinos pobres con campesinos –un millón— sin tierras se solapa con los enfrentamientos entre bandas armadas. Las fuerzas de las Naciones Unidas no han logrado poner más orden en esos problemas que una clase política que, reproduciéndose de forma idéntica lustro tras lustro, ha perdido todo vínculo con una población en situación de abandono: el 1% de la población acapara al menos el 60% de la riqueza de un país abocado a la autodestrucción.
Cada año, lluvias más y más devastadoras a causa de las alteraciones climáticas que multiplican la violencia de huracanes y ciclones se precipitan sobre una superficie incapaz ya de retener tierra cultivable. Las tierras transportadas ni siquiera se detienen ya en los llanos, y ganan la costa: cada año, entre 37 y 40 millones de toneladas de tierra van a dar en la mar, y sólo el 10% del agua de lluvia penetra en el suelo. El resto discurre rápidamente sobre unos suelos encallecidos en la imposibilidad de que la retenga cualquier vegetación. Múltiples consecuencias: la irremediable alteración de los microclimas de la isla, el agostamiento de mantos freáticos vitales, 400 ríos o desaparecidos o con caudales que fluyen apenas unas semanas al año. Como en el caso de la leña, unas hostilidades pseudopolíticas enfrentan entre sí a los campesinos y a los campesinos con los grandes propietarios por el control del agua subsistente: se forman bandas que matan por el control de un simple canal de irrigación. Esta sequía progresiva ha llegado a un nivel inquietante en la segunda mitad de los 90, trayendo consigo la desaparición de los abundantes peces de agua dulce que constituían el alimento básico de muchos habitantes. En la llanura de la Arbonita, hacia el norte, los propios risicultores ya no tienen agua bastante para sus cultivos de arroz.
Una paradoja para un país en el que llueve desde luego mucho durante la mayor parte del año. Y año tras año desaparecen risicultores, porque los EEUU exportan a Haití 250.000 toneladas de arroz norteamericano públicamente subvencionado, y por lo mismo, menos caro que el arroz local que se compra en los mercados.
Cada año, millares de personas pierden la vida a causa de las inundaciones que transforman la menor pendiente en un torrente furioso. Decenas de veces al año, un pequeño viento huracanado que dure media hora basta para que Puerto Príncipe, rodeado de colinas, se vea invadido desde las alturas de la capital por toneladas de detritus que se acumulan en las calles de la baja ciudad, en donde viven los más pobres. En la Ciudad del Sol, el suburbio costero más miserable, el bastión desde el que Aristide lanzó su carrera como sacerdote y luego como político, la densidad demográfica es de 10 personas por metro cuadrado: algunas familias llegan incluso a turnarse para dormir en las chabolas que uno de cada dos huracanes o destruye o inunda.
En este universo ecológicamente catastrófico que, desde 1940, ha perdido dos tercios de sus tierras cultivables la esperanza de vida ha retrocedido hasta los 52 años, lo que se explica, en parte, por una de las mortalidades infantiles –insalubridad mediante— más altas del mundo: 77 por mil. El Sida, desde luego, pero también todas las enfermedades contagiosas posible e imaginables, incluidas las que hace tiempo desaparecieron ya del resto del continente americano. El estado del agua refleja, a la vez, el estado del medio ambiente y el estado de un país, uno de cuyos escritores se preguntaba recientemente “si, a pesar de las apariencias, existe realmente”.
A todas estas desgracias hay que añadir la contaminación atmosférica generada por la circulación urbana de Puerto Príncipe y por las fábricas instaladas en el país, señaladamente alrededor de la capital. No hay la menor legislación reguladora de los residuos lanzados a la atmósfera por las instalaciones industriales. Y causa de eso, y también con ánimo de sacar provecho de una mano de obra más barata todavía que la asiática y de una legislación defiscalizada, muchas empresas norteamericanas e internacionales han instalado plantas de producción en Haití. Contaminan, salvo, claro está, en las zonas altas de la capital, en las que viven, por encima de la nube fétida, los propietarios de unos 4 X 4 con cristales opacos blindados que, bajo la protección de guardias privados, salen de una mansiones que más que villas parecen muchas veces verdaderos castillos. Castillos bien provistos de cámaras de vigilancia…
Dos proverbios haitianos, uno en francés y otro en creole, resumen la situación de un país del que el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente dejó dicho en 2003: “El mundo no tienen la menor idea del horror de la situación que se vive en Haití.” El primero: “Un negro rico es un creole, un creole pobre es un negro”; el segundo, en creole: “En Haití es el blanco quien decide”. “Blanco”, en Haití, quiere decir “extranjero”. Nada autoriza a pensar que, desde el punto de vista de la naturaleza y del medio ambiente, lo mismo que desde el punto de vista político, la situación pueda cambiar a corto plazo. Pues, como explicaba un diplomático francés durante una de las numerosas crisis: “Para salir del hoyo hay que empezar al menos a dejar de cavar”. El terremoto no es sino una desgracia más para este pueblo apasionante que se debate entre la desaparición y la muerte.
Claude-Marie Vadrot es un periodista que ha trabajado muchos años para Canard Enchainé y Matin. Ha publicado una trentena de libros sobra la URSS y sobre Rusia. Ha sido profesor de geografía y ecología en la Universidad de París 8-Vincennes.
viernes, 8 de enero de 2010
Paraguay: Posible Juicio político a Lugo
DECLARACIONES DEL SENADOR GALAVERNA
El día miércoles 6 de enero 2010 Gabriel Levinas (GL) y Pedro Brieger (PB) entrevistaron al senador paraguayo Juan Carlos Galaverna (JCG)
en el programa “No hacemos falta”, de radio Cooperativa (Buenos Aires).
Audio original: files.me.com/glevinas/63hkym.mp3 (comienza en el minuto 24 del audio)
PB: Estamos en comunicación con uno de los senadores, uno de los políticos paraguayos más importantes. La trayectoria del senador Juan Carlos Galaverna es larguísima dentro del Partido Colorado, fue presidente de la Cámara de Senadores durante un tiempo del Congreso Nacional, por eso es una de las personas que mejor nos puede contar lo que está pasando en el Paraguay. Lo saludamos aquí desde radio Cooperativa, Gabriel Levinas y Pedro Brieger ¿Cómo está usted senador?
JCG: Buenas tardes para ustedes un saludo fraterno para la audiencia y en particular para mis compatriotas residentes en la capital Argentina.
PB: Que le aseguro son muchos que están escuchando y están muy interesados en que usted les esclarezca que está pasando en el Paraguay y estos rumores de golpe de Estado o que usted decía que este fin de semana han logrado evitar un golpe de Estado. ¿Nos puede explicar un poco sin entrar en detalles técnicos constitucionales y son un poco complejos para comprender nosotros ¿Qué está pasando en el Paraguay?
JCG: Que suerte que tú me plantees así las cosas porque acá lo que estamos tratando de controlar y gracias a Dios creo hemos logrado en gran parte, esto sobrepasa lo puramente técnico, porque el poder judicial en su instancia máxima de Corte Suprema son las constituciones, con una integración particular de los titulares. La Corte emitió un par de fallos el día 30 de diciembre en pleno receso parlamentario de fin de año. Disponiendo que dos ex ministros de la Corte que habían sido cesados de sus cargos por la vía del juicio político en el año 2003, fuesen reincorporados como ministros de la Corte Suprema de Justicia del Paraguay. Respondiendo a lo que yo francamente considero desde mi punto de vista, desde el primer momento que saltó esto a consideración a la opinión pública esta cuestión. Considero esto un plan del Presidente Fernando Lugo y su equipo político apuntando por un lado a incorporar a la Corte a los elementos suyos. Los señores Ríos Ávalos y Fernández Gavella de ellos se trata. Apuntando a distorsionar completamente el orden constitucional del Estado paraguayo de la República del Paraguay dejando al Poder Legislativo al Congreso Nacional constituido aquí como en el país de ustedes, por dos cámaras la de diputados y la de senadores, como un poder minusválido cuya decisión en el caso nada menos que de juicio político consagrado en el artículo 225 de la Constitución Nacional, decía queda expuesta a una minucia terrible, que significa que las decisiones del Congreso de la Nación, en lo relativo a juicio político, sean revisables por un tribunal ordinario.
PB: Senador Galaverna, yo le decía más allá de las cuestiones técnica que a nosotros nos cuesta mucho evaluar, porque además hay todo un debate en Paraguay y s ni siquiera ustedes se ponen de acuerdo, al respecto usted dijo en el diario La Nación de hoy que se frustró un intento de golpe de Estado por parte del presidente Fernando Lugo. Lo que usted está señalando es que ¿El presidente intentó hacer un golpe de Estado?
JCG: A través de este fallo, de este tribunal, yo lamento tener que entrar en detalles técnicos, es mi intención que ustedes comprendan, porque es cierto lo que usted dice. En el aspecto jurídico, puramente técnico jurídico. Hasta acá hay opiniones y criterios divididos pero concretamente el Presidente Lugo, a través de tres camaristas fingiendo de ministros de corte integrando una sala constitucional intentó un golpe de Estado dentro del plan que venimos denunciando con rotundas evidencias de meses a esta parte, dentro del plan de Lugo de alzarse con la suma del poder político administrador de la República. Lugo responde a los designios de Hugo Chávez, quiero ser claro en ese sentido.
PB: ¿Usted dice que detrás de Lugo está Hugo Chávez?
JCG: Que responde a los designios de Hugo Chávez, e intenta reproducir su forma de gobierno con poder absoluto en la República del Paraguay.
PB: ¿Por qué intentaría el presidente hacer un golpe de Estado si él ya es el presidente?
JCG: Es la característica de esta isla rodeada de tierra, un decir del finado Augusto Rodas Bastos. Y le voy a contestar con la intención de la mayor claridad posible, en el Congreso paraguayo, en la política paraguaya venimos hablando la gente que suscribimos a el culto a la democracia de un juicio político a Fernando Lugo. En que consiste o en que consistía el golpe si soy optimista y doy por superada la situación, en subalternizar las facultades del Congreso paraguayo en cuanto al juicio político. Para si así mañana lo cesamos a Lugo, mediante este proceso constitucional, él puede recurrir a la justicia ordinaria convertir el juicio político en un juicio ordinario y conseguir un fallo judicial que anule lo actuado políticamente por el congreso y lo mantenga en el cargo de presidente de la república.
PB: Entonces si nosotros entendemos bien, lo que usted está diciendo es que el presidente Fernando Lugo, está evitando el juicio político, ese que él mismo dice que es un golpe de Estado en contra de él.
JCG: Claro, el único que podía haber recogido fichas ganadoras en esta jugarreta jurídico política es Fernando Lugo, perjudicado iba a quedar el poder legislativo del Congreso al ver cercenada sus facultades constitucionales y perjudicado iba a quedar muy gravemente el poder judicial instrumentado por el plan de Fernando Lugo y su equipo.
[…]
PB: ¿Será por eso senador que se está hablando de “hondurazo” después de la reunión que hubo con Arturo Valenzuela el representante de Estados Unidos, para América Latina que el senador Alberto Grillón dijo que se está hablando de “hondurazo” para Paraguay
JCG: La visita del señor Valenzuela en Asunción fue una visita que tuvo más características de mimo para Lugo que de contra Lugo, en el país de ustedes con algún exabrupto acá ni siquiera con eso. Acá pasó desapercibida esa visita. Usted me pone en el plano, de que dijo Grillón. Grillón no es político, Grillón no es legislador, Grillón es un caso raro que ni yo me animo a explicar porque ahí nos iríamos al mundo de Kafka prácticamente, está integrando el senado por una decisión de la mayoría pro Lugo desde mediados de 2008, sin haber sido electo senador de la república y como senador es conocido en la política paraguaya y usted lo puede verificar, con gente del sector político que quiera, es conocido como un desafectado del presidente de la república. Le estoy hablando de alguien con quien tengo muy buena relación personal. Pero ese no es el plano de la discusión se me desbarata completamente, en cuanto a su entidad política me resulta imposible.
PB: Más allá de Grillón ¿Quién fue el que utilizó la expresión “hondurazo”? ¿Fue Arturo Valenzuela?
JCG: No, no es cierto y le digo más nosotros estamos tratando de evitar, caer en el rompimiento del orden legal, porque la otra característica que tuvo el fallo de la sala constitucional fue el de provocarnos para actuar fuera de las reglas, felizmente la reacción ha sido madura, más allá de la opinión de algún colega congresista, diputado y senador también de responder fuera de las reglas constitucionales a la provocación de Lugo a través de ese fallo supuestamente jurídico. Nos hemos sometido absolutamente a las reglas constitucionales y hemos reaccionado, de esa manera, imagínese. Nos hemos reunido una comisión permanente del congreso el 31 de diciembre en horas de la tarde y un pleno del Congreso con diputados y senadores sesionando al mediodía del sábado 2 de enero. Hemos respetado puntillosamente. Le aseguro. Yo la opinión sobre Lugo, no puedo ser imparcial pero en esto sí me remito estrictamente al plano de lo actuado, para repetirle, nada ni siquiera remotamente parecido a una reacción golpista de parte nuestra por el contrario hemos logrado preservar la institucionalidad republicana en cuya preservación el pleno de la Corte Suprema de Justicia de ayer constituye un paso fundamental.
PB: Le agradecemos muchísimo esta comunicación con Radio Cooperativa, como ve estamos muy interesados en lo que sucede en el Paraguay, lo seguimos con mucha atención y preocupación, por supuesto y en otra oportunidad lo volveremos a llamar para que nos siga contando que es lo que está pasando en el Paraguay.
JCG: Estoy a disposición de ustedes. Les agradezco y les deseo un feliz año a todos ustedes y permítanme que exprese, desee y lo extienda particularmente a los miles de compatriotas paraguayos que viven, trabajan y sueñan en esa región de nuestro continente.
[…]
PB: Es muy difícil analizar la situación que vive un país cuando se entra en estos vericuetos constitucionales que uno no maneja. Los de Lugo dicen que le están impulsando un juicio político para destituirlo y la oposición dice que lo que quiere hacer Lugo es cerrar el Congreso para llevar adelante un modelo chavista similar a lo que denunciaban los golpistas en Honduras al presidente Manuel Zelaya, al cual terminaron destituyendo. Me parece que la lección respecto de Honduras -y nosotros en nuestro programa hemos hablado mucho de Honduras-; creo que los paraguayos entendieron que no les conviene sacar al presidente entre gallos y media noche con los militares porque entonces todos sí van a considerar que hubo un golpe de Estado. En segundo lugar que se pueden utilizar todo tipo de artilugios constitucionales para darle un viso de legalidad al desplazamiento del presidente. En este caso Lugo, como ocurrió con Zelaya, acá se trataría de un juicio político porque después se entra en la maraña de cuestiones técnicas que la mayoría no entiende. Y en tercer lugar, me parece importante preparar a la opinión pública para la destitución del presidente acusándolo justamente como en Honduras de estar violando la constitución. En este sentido me parece que podemos aprender de lo que pasó en Honduras porque tanta gente se pregunta que lecciones se aprenden de lo que sucedió en Honduras, qué lecciones aprenden los gobiernos, qué lecciones aprende Estados Unidos y si se va a repetir el modelo de Honduras. Me parece que tal vez uno de los elementos mas importantes para tomar en cuenta es que probablemente no busquen la destitución del presidente utilizando a los militares sino que traten de torcerle la muñeca por la vía constitucional con esta gran maraña técnica.
El día miércoles 6 de enero 2010 Gabriel Levinas (GL) y Pedro Brieger (PB) entrevistaron al senador paraguayo Juan Carlos Galaverna (JCG)
en el programa “No hacemos falta”, de radio Cooperativa (Buenos Aires).
Audio original: files.me.com/glevinas/63hkym.mp3 (comienza en el minuto 24 del audio)
PB: Estamos en comunicación con uno de los senadores, uno de los políticos paraguayos más importantes. La trayectoria del senador Juan Carlos Galaverna es larguísima dentro del Partido Colorado, fue presidente de la Cámara de Senadores durante un tiempo del Congreso Nacional, por eso es una de las personas que mejor nos puede contar lo que está pasando en el Paraguay. Lo saludamos aquí desde radio Cooperativa, Gabriel Levinas y Pedro Brieger ¿Cómo está usted senador?
JCG: Buenas tardes para ustedes un saludo fraterno para la audiencia y en particular para mis compatriotas residentes en la capital Argentina.
PB: Que le aseguro son muchos que están escuchando y están muy interesados en que usted les esclarezca que está pasando en el Paraguay y estos rumores de golpe de Estado o que usted decía que este fin de semana han logrado evitar un golpe de Estado. ¿Nos puede explicar un poco sin entrar en detalles técnicos constitucionales y son un poco complejos para comprender nosotros ¿Qué está pasando en el Paraguay?
JCG: Que suerte que tú me plantees así las cosas porque acá lo que estamos tratando de controlar y gracias a Dios creo hemos logrado en gran parte, esto sobrepasa lo puramente técnico, porque el poder judicial en su instancia máxima de Corte Suprema son las constituciones, con una integración particular de los titulares. La Corte emitió un par de fallos el día 30 de diciembre en pleno receso parlamentario de fin de año. Disponiendo que dos ex ministros de la Corte que habían sido cesados de sus cargos por la vía del juicio político en el año 2003, fuesen reincorporados como ministros de la Corte Suprema de Justicia del Paraguay. Respondiendo a lo que yo francamente considero desde mi punto de vista, desde el primer momento que saltó esto a consideración a la opinión pública esta cuestión. Considero esto un plan del Presidente Fernando Lugo y su equipo político apuntando por un lado a incorporar a la Corte a los elementos suyos. Los señores Ríos Ávalos y Fernández Gavella de ellos se trata. Apuntando a distorsionar completamente el orden constitucional del Estado paraguayo de la República del Paraguay dejando al Poder Legislativo al Congreso Nacional constituido aquí como en el país de ustedes, por dos cámaras la de diputados y la de senadores, como un poder minusválido cuya decisión en el caso nada menos que de juicio político consagrado en el artículo 225 de la Constitución Nacional, decía queda expuesta a una minucia terrible, que significa que las decisiones del Congreso de la Nación, en lo relativo a juicio político, sean revisables por un tribunal ordinario.
PB: Senador Galaverna, yo le decía más allá de las cuestiones técnica que a nosotros nos cuesta mucho evaluar, porque además hay todo un debate en Paraguay y s ni siquiera ustedes se ponen de acuerdo, al respecto usted dijo en el diario La Nación de hoy que se frustró un intento de golpe de Estado por parte del presidente Fernando Lugo. Lo que usted está señalando es que ¿El presidente intentó hacer un golpe de Estado?
JCG: A través de este fallo, de este tribunal, yo lamento tener que entrar en detalles técnicos, es mi intención que ustedes comprendan, porque es cierto lo que usted dice. En el aspecto jurídico, puramente técnico jurídico. Hasta acá hay opiniones y criterios divididos pero concretamente el Presidente Lugo, a través de tres camaristas fingiendo de ministros de corte integrando una sala constitucional intentó un golpe de Estado dentro del plan que venimos denunciando con rotundas evidencias de meses a esta parte, dentro del plan de Lugo de alzarse con la suma del poder político administrador de la República. Lugo responde a los designios de Hugo Chávez, quiero ser claro en ese sentido.
PB: ¿Usted dice que detrás de Lugo está Hugo Chávez?
JCG: Que responde a los designios de Hugo Chávez, e intenta reproducir su forma de gobierno con poder absoluto en la República del Paraguay.
PB: ¿Por qué intentaría el presidente hacer un golpe de Estado si él ya es el presidente?
JCG: Es la característica de esta isla rodeada de tierra, un decir del finado Augusto Rodas Bastos. Y le voy a contestar con la intención de la mayor claridad posible, en el Congreso paraguayo, en la política paraguaya venimos hablando la gente que suscribimos a el culto a la democracia de un juicio político a Fernando Lugo. En que consiste o en que consistía el golpe si soy optimista y doy por superada la situación, en subalternizar las facultades del Congreso paraguayo en cuanto al juicio político. Para si así mañana lo cesamos a Lugo, mediante este proceso constitucional, él puede recurrir a la justicia ordinaria convertir el juicio político en un juicio ordinario y conseguir un fallo judicial que anule lo actuado políticamente por el congreso y lo mantenga en el cargo de presidente de la república.
PB: Entonces si nosotros entendemos bien, lo que usted está diciendo es que el presidente Fernando Lugo, está evitando el juicio político, ese que él mismo dice que es un golpe de Estado en contra de él.
JCG: Claro, el único que podía haber recogido fichas ganadoras en esta jugarreta jurídico política es Fernando Lugo, perjudicado iba a quedar el poder legislativo del Congreso al ver cercenada sus facultades constitucionales y perjudicado iba a quedar muy gravemente el poder judicial instrumentado por el plan de Fernando Lugo y su equipo.
[…]
PB: ¿Será por eso senador que se está hablando de “hondurazo” después de la reunión que hubo con Arturo Valenzuela el representante de Estados Unidos, para América Latina que el senador Alberto Grillón dijo que se está hablando de “hondurazo” para Paraguay
JCG: La visita del señor Valenzuela en Asunción fue una visita que tuvo más características de mimo para Lugo que de contra Lugo, en el país de ustedes con algún exabrupto acá ni siquiera con eso. Acá pasó desapercibida esa visita. Usted me pone en el plano, de que dijo Grillón. Grillón no es político, Grillón no es legislador, Grillón es un caso raro que ni yo me animo a explicar porque ahí nos iríamos al mundo de Kafka prácticamente, está integrando el senado por una decisión de la mayoría pro Lugo desde mediados de 2008, sin haber sido electo senador de la república y como senador es conocido en la política paraguaya y usted lo puede verificar, con gente del sector político que quiera, es conocido como un desafectado del presidente de la república. Le estoy hablando de alguien con quien tengo muy buena relación personal. Pero ese no es el plano de la discusión se me desbarata completamente, en cuanto a su entidad política me resulta imposible.
PB: Más allá de Grillón ¿Quién fue el que utilizó la expresión “hondurazo”? ¿Fue Arturo Valenzuela?
JCG: No, no es cierto y le digo más nosotros estamos tratando de evitar, caer en el rompimiento del orden legal, porque la otra característica que tuvo el fallo de la sala constitucional fue el de provocarnos para actuar fuera de las reglas, felizmente la reacción ha sido madura, más allá de la opinión de algún colega congresista, diputado y senador también de responder fuera de las reglas constitucionales a la provocación de Lugo a través de ese fallo supuestamente jurídico. Nos hemos sometido absolutamente a las reglas constitucionales y hemos reaccionado, de esa manera, imagínese. Nos hemos reunido una comisión permanente del congreso el 31 de diciembre en horas de la tarde y un pleno del Congreso con diputados y senadores sesionando al mediodía del sábado 2 de enero. Hemos respetado puntillosamente. Le aseguro. Yo la opinión sobre Lugo, no puedo ser imparcial pero en esto sí me remito estrictamente al plano de lo actuado, para repetirle, nada ni siquiera remotamente parecido a una reacción golpista de parte nuestra por el contrario hemos logrado preservar la institucionalidad republicana en cuya preservación el pleno de la Corte Suprema de Justicia de ayer constituye un paso fundamental.
PB: Le agradecemos muchísimo esta comunicación con Radio Cooperativa, como ve estamos muy interesados en lo que sucede en el Paraguay, lo seguimos con mucha atención y preocupación, por supuesto y en otra oportunidad lo volveremos a llamar para que nos siga contando que es lo que está pasando en el Paraguay.
JCG: Estoy a disposición de ustedes. Les agradezco y les deseo un feliz año a todos ustedes y permítanme que exprese, desee y lo extienda particularmente a los miles de compatriotas paraguayos que viven, trabajan y sueñan en esa región de nuestro continente.
[…]
PB: Es muy difícil analizar la situación que vive un país cuando se entra en estos vericuetos constitucionales que uno no maneja. Los de Lugo dicen que le están impulsando un juicio político para destituirlo y la oposición dice que lo que quiere hacer Lugo es cerrar el Congreso para llevar adelante un modelo chavista similar a lo que denunciaban los golpistas en Honduras al presidente Manuel Zelaya, al cual terminaron destituyendo. Me parece que la lección respecto de Honduras -y nosotros en nuestro programa hemos hablado mucho de Honduras-; creo que los paraguayos entendieron que no les conviene sacar al presidente entre gallos y media noche con los militares porque entonces todos sí van a considerar que hubo un golpe de Estado. En segundo lugar que se pueden utilizar todo tipo de artilugios constitucionales para darle un viso de legalidad al desplazamiento del presidente. En este caso Lugo, como ocurrió con Zelaya, acá se trataría de un juicio político porque después se entra en la maraña de cuestiones técnicas que la mayoría no entiende. Y en tercer lugar, me parece importante preparar a la opinión pública para la destitución del presidente acusándolo justamente como en Honduras de estar violando la constitución. En este sentido me parece que podemos aprender de lo que pasó en Honduras porque tanta gente se pregunta que lecciones se aprenden de lo que sucedió en Honduras, qué lecciones aprenden los gobiernos, qué lecciones aprende Estados Unidos y si se va a repetir el modelo de Honduras. Me parece que tal vez uno de los elementos mas importantes para tomar en cuenta es que probablemente no busquen la destitución del presidente utilizando a los militares sino que traten de torcerle la muñeca por la vía constitucional con esta gran maraña técnica.
miércoles, 6 de enero de 2010
Brieger: Hondurazo en Paraguay
Próximamente en la revista ACCION (http://www.acciondigital.com.ar)
“El Gobierno de los Estados Unidos no tolerará ningún hondurazo” dijo un senador paraguayo después de una reunión en Asunción con Arturo Valenzuela, el representante de Washington para América Latina. No queda claro si la palabra “hondurazo”, la utilizó Valenzuela o fue la traducción del senador Alberto Grillón sobre lo dicho por Valenzuela para explicar que la Casa Blanca no toleraría un juicio político contra el presidente Fernando Lugo. Tampoco queda claro qué es exactamente lo que Estados Unidos no “tolerará”, dado que sí toleró el golpe de Estado en Honduras. No solamente lo toleró, sino que hizo todo lo posible para evitar el retorno de Manuel Zelaya a la presidencia. Y lo consiguió.
Seguramente los políticos paraguayos que se oponen a Lugo han aprendido varias lecciones de lo sucedido en Honduras. En primer lugar, que no conviene utilizar a los militares para destituir al presidente entre gallos y medianoche, porque es lo más parecido a un golpe de Estado. También, que se pueden utilizar todo tipo de artilugios constitucionales para darle un viso de legalidad a su desplazamiento, tal como ocurrió con Zelaya. A posteriori, el debate sobre lo sucedido entra en una maraña de cuestiones técnicas que la mayoría de la población no puede seguir ni entiende y, el destituido, bien destituido está. Además, y no menos importante, que hay que preparar a la opinión pública con una campaña de desprestigio del presidente acusándolo, como en Honduras, de que él está violando la constitución. La oposición a Lugo cuenta con una ventaja, a diferencia de Honduras, en Paraguay hay un vicepresidente, Federico Franco, que afirma estar dispuesto a asumir la presidencia si fuera necesario.
Los medios de comunicación están jugando un rol fundamental para minar la autoridad de Lugo y abiertamente claman su destitución o renuncia. El 20 de diciembre el diario Ultima Hora incluso propuso que Lugo “haga de Jefe de Estado al estilo de los presidentes de Alemania o Italia, entre otros, y que Federico Franco sea el Jefe de Gobierno”. Pero también le sugería otra alternativa, que renuncie y que diga que no estaba preparado para ser estadista, para que nadie piense que se trató de un golpe.
Que nadie piense que se trata de un golpe. Eso es un “hondurazo”.
“El Gobierno de los Estados Unidos no tolerará ningún hondurazo” dijo un senador paraguayo después de una reunión en Asunción con Arturo Valenzuela, el representante de Washington para América Latina. No queda claro si la palabra “hondurazo”, la utilizó Valenzuela o fue la traducción del senador Alberto Grillón sobre lo dicho por Valenzuela para explicar que la Casa Blanca no toleraría un juicio político contra el presidente Fernando Lugo. Tampoco queda claro qué es exactamente lo que Estados Unidos no “tolerará”, dado que sí toleró el golpe de Estado en Honduras. No solamente lo toleró, sino que hizo todo lo posible para evitar el retorno de Manuel Zelaya a la presidencia. Y lo consiguió.
Seguramente los políticos paraguayos que se oponen a Lugo han aprendido varias lecciones de lo sucedido en Honduras. En primer lugar, que no conviene utilizar a los militares para destituir al presidente entre gallos y medianoche, porque es lo más parecido a un golpe de Estado. También, que se pueden utilizar todo tipo de artilugios constitucionales para darle un viso de legalidad a su desplazamiento, tal como ocurrió con Zelaya. A posteriori, el debate sobre lo sucedido entra en una maraña de cuestiones técnicas que la mayoría de la población no puede seguir ni entiende y, el destituido, bien destituido está. Además, y no menos importante, que hay que preparar a la opinión pública con una campaña de desprestigio del presidente acusándolo, como en Honduras, de que él está violando la constitución. La oposición a Lugo cuenta con una ventaja, a diferencia de Honduras, en Paraguay hay un vicepresidente, Federico Franco, que afirma estar dispuesto a asumir la presidencia si fuera necesario.
Los medios de comunicación están jugando un rol fundamental para minar la autoridad de Lugo y abiertamente claman su destitución o renuncia. El 20 de diciembre el diario Ultima Hora incluso propuso que Lugo “haga de Jefe de Estado al estilo de los presidentes de Alemania o Italia, entre otros, y que Federico Franco sea el Jefe de Gobierno”. Pero también le sugería otra alternativa, que renuncie y que diga que no estaba preparado para ser estadista, para que nadie piense que se trató de un golpe.
Que nadie piense que se trata de un golpe. Eso es un “hondurazo”.
lunes, 4 de enero de 2010
Entrevista a Marco Enriquez Ominami
Programa Carbono 14 de Radio Nacional Buenos Aires, Eduardo Anguita y Pedro Brieger entrevistan a Marco Enriquez Ominami, quien logró el tercer lugar en las elecciones a presidente con el 20% de los votos, y se convirtió en la pieza clave de cara a las elecciones del 17 de enero.
Audio disponible en:
http://www.radionacional.com.ar/audios/entrevista-a-marco-enriquez-ominami-de-cara-a-la-segunda-vuelta.html?PHPSESSID=79e0b6a0e4dd785ffffc11ddd82c5235
Audio disponible en:
http://www.radionacional.com.ar/audios/entrevista-a-marco-enriquez-ominami-de-cara-a-la-segunda-vuelta.html?PHPSESSID=79e0b6a0e4dd785ffffc11ddd82c5235
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