En el día mundial del medio ambiente el gobierno de Alan García se dedicó a plantar miles de árboles en Lima. El mismo día, el 5 de junio, suprimió por la fuerza la protesta que los indígenas de la Amazonia peruana habían comenzado el 9 de abril en contra de los proyectos mineros y forestales de las multinacionales que ponen en riesgo el medio ambiente. Todavía no se sabe cuánta gente murió en la zona de Bagua, aunque las cifras oficiales dicen que murieron 14 policías y 10 indígenas. Cuando el gobierno decidió dar un paso atrás y anular los decretos que habían provocado la revuelta, una ministra advirtió que Perú entraría en incumplimiento del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos porque éste ponía en vigencia leyes que buscaban proteger el medio ambiente. Paradójicamente –o no- el Tratado es el que más le abre las puertas a las multinacionales para sus proyectos de extracción de recursos naturales que destruyen el medio ambiente; sin embargo, todos dicen que quieren protegerlo.
Seguramente Alan García no pensó que los pocos indígenas de la Amazonia se convertirían en la vanguardia de la lucha contra su proyecto de desarrollo que tiene a la inversión extranjera en la explotación de los recursos naturales como su principal sostén. Perú se ha convertido en estos últimos años en uno de países mineros más importantes del mundo aunque hay que decir que este modelo de desarrollo no nació con García y que la minería hace años se ha convertido en eje de la economía peruana. El año pasado la exportación minera superó los 18 mil millones de dólares (más del 50 por ciento del total de las exportaciones) y Perú ya es el primer productor mundial de plata y zinc, el tercero de cobre detrás de Estados Unidos y Chile, cuarto en plomo y quinto en oro. Y para el período 2008-2015 esperan inversiones por 20 mil millones de dólares. El planteo del gobierno es que las inversiones extranjeras traerán un gran desarrollo para el país y que la riqueza se “derramará” hacia toda la población. Pero los pueblos indígenas ya conocen este discurso y temen que lo único que les dejarán es la contaminación para siempre de sus tierras y aguas.
jueves, 25 de junio de 2009
jueves, 4 de junio de 2009
Brieger- América Latina se anima- Próximamente en ACCION
El año pasado la Organización de Estados Americanos (OEA) cumplió sesenta años y en su informe anual de 2008 la palabra Cuba no apareció ni una vez. El 4 de junio de 2009 la misma OEA aprobó por consenso dejar sin efecto aquella resolución de 1962 por la cuál se excluyó a Cuba de la OEA abriendo las puertas para la reincorporación de la isla socialista. Estados Unidos no quería que el tema Cuba fuera un eje central de la Asamblea realizada en Honduras y José Miguel Insulza, secretario general de la OEA, pidió “no cubanizar” la reunión. Lo mismo habían dicho respecto de la Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago. En ninguna de las dos reuniones Cuba figuraba en la agenda. Sin embargo, en ambas se convirtió en el tema central. Cabe preguntarse qué está sucediendo. La respuesta es simple, pero a su vez compleja: América Latina se está animando. ¿A qué? A desafiar a los Estados Unidos. No es mera retórica antiimperialista infantil, ni resabios de ideologías en desuso. Se trata de un cuestionamiento político muy concreto. La elección en estos últimos años de una serie de gobiernos que están tratando de desandar las políticas neoliberales es significativa y los proyectos comunes que construyen les ha dado una inusual fuerza. Son gobiernos que difieren mucho entre sí, pero saben que se necesitan, y se apoyan. El fracaso del gran proyecto regional de Washington –el ALCA- por la abierta oposición del MERCOSUR en la Cumbre de Mar del Plata fue el puntapié inicial para animarse y cuestionar a la primera potencia mundial. Luego vino la reunión del Grupo de Río –un organismo latinoamericano y del Caribe sin presencia de Estados Unidos- en marzo de 2008 donde se discutió la crisis entre Colombia y Ecuador sin representantes de la Casa Blanca. Meses después Cuba se incorporó al Grupo de Río. En septiembre, para debatir la crisis en Bolivia sin presencia norteamericana se reflotó UNASUR y todos los países le brindaron un fuerte respaldo a Evo Morales.
El alejamiento de George Bush y el planteo de Barack Obama de una nueva relación con la región envalentonaron aún más a varios presidentes latinoamericanos, muchos de los cuales crecieron políticamente tomando como referente a la revolución cubana de 1959, aunque ya no vean a la isla como a un “modelo” a seguir. Para algunos acabar con la exclusión de Cuba era casi una cuestión de honor. Otros consideraron que era un anacronismo y algunos –entre ellos Estados Unidos- tuvieron que aceptar un nuevo contexto latinoamericano en el cual ya no se aceptan las ideas de Washington a libro cerrado.
Era cuestión de animarse.
El alejamiento de George Bush y el planteo de Barack Obama de una nueva relación con la región envalentonaron aún más a varios presidentes latinoamericanos, muchos de los cuales crecieron políticamente tomando como referente a la revolución cubana de 1959, aunque ya no vean a la isla como a un “modelo” a seguir. Para algunos acabar con la exclusión de Cuba era casi una cuestión de honor. Otros consideraron que era un anacronismo y algunos –entre ellos Estados Unidos- tuvieron que aceptar un nuevo contexto latinoamericano en el cual ya no se aceptan las ideas de Washington a libro cerrado.
Era cuestión de animarse.
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