domingo, 28 de diciembre de 2008

Elecciones en el horizonte


Elecciones en el horizonte
(desde Santiago)

En noviembre de 2009 habrá elecciones generales en Chile. Después de veinte años de gobierno de la “Concertación de Partidos por la Democracia ” (más conocida como “Concertación”) la derecha siente que ha llegado su turno para desbancar a la coalición liderada por la Democracia Cristiana y el Partido Socialista que gobierna desde 1990. Es verdad, en la capital Santiago el gran tema de debate es si la “Concertación” logrará impedir el triunfo de la derecha aglutinada en la “Alianza por Chile” o la “Alianza” a secas.
Por ahora están en la fase de presentar las candidaturas y la “Alianza” corre con una ventaja. Hace pocos días sus dos partidos - la Unión Democrática Independiente (UDI) y Renovación Nacional (RN) - impulsaron la candidatura única del empresario Sebastián Piñera, uno de los hombres más ricos del planeta. En 2005 la derecha estuvo enfrentada y dividida en la primera vuelta, y Michelle Bachelet pudo aprovechar esa situación para imponerse por medio millón de votos en la segunda vuelta.
Mientras la derecha, relajada y segura, anunció hace unos días la candidatura de Piñera, en la Concertación todavía estaban definiendo los nombres de los precandidatos que realizarán primarias en abril para ver quién es el aspirante a continuar las políticas de Bachelet. Este atraso en definir una candidatura se debe a que había varios aspirantes para el cargo, entre ellos, el ex presidente Ricardo Lagos, que hace unas semanas decidió dar un paso al costado.
Ahora quedan el ex canciller y actual secretario general de la OEA , José Miguel Insulza por el Partido Socialista, y el ex presidente Eduardo Frei por la Democracia Cristiana , tal vez el único capaz de derrotar a Piñera.
El actual gobierno deberá trabajar mucho para convencer a los chilenos que hay que ratificarles el voto cuando no han modificado estructuralmente las bases del modelo económico de Pinochet. Gran parte del “prestigio” de Chile proviene de las políticas liberales aplicadas por la dictadura aunque todavía hoy –y a pesar del gran marketing publicitario- Chile exporta más que nada cobre, frutas y salmón, todos productos primarios. Reconocer el “mito” creado implicaría reconocer un fracaso. Complicado dilema.
Falta menos de un año. Y la gran pregunta es saber si muchos terminarán adoptando el lema de tapa del último número de la revista satírica The Clinic. Con Insulza “peor es nada”, con Piñera “nada es peor”.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Walesa 25 años después

Walesa 25 años después
(desde Gdansk)

En 1983 La academia sueca que otorga el premio Nobel de la paz decidió dárselo a Lech Walesa, un obrero polaco que trabajaba en los astilleros de la ciudad de Gdansk sobre el mar báltico. Walesa era el dirigente sindical que había puesto en jaque al gobierno polaco y –por ende- representaba una amenaza para todos los gobernantes de los países que conformaban entonces el bloque soviético.
Los burócratas que decían representar a la clase obrera y al socialismo no podían comprender como un obrero se había convertido en la principal figura de la oposición al régimen con su exigencia de construir un sindicato independiente del Estado. No lo acalló la cárcel ni un golpe de Estado y casi 10 millones de personas, un tercio de la población del país, se afiliaron al sindicato “Solidarnosc” (solidaridad) Los lideres del mundo capitalista y la Iglesia católica liderada por Juan Pablo II (de origen polaco) ni lerdos ni perezosos pusieron todos sus recursos a disposición de los trabajadores polacos y ayudaron a imprimirle un poderoso tinte anticomunista al movimiento de oposición. El general Jaruzelski, portando esos anteojos obscuros al estilo de Pinochet, con su represión, torpeza y absoluta falta de autoridad moral les había dejado la bandeja servida.
Mucha agua ha corrido bajo el puente. El muro de Berlín se desplomó y el retirado electricista pasó por la presidencia de su país sin pena ni gloria. Ahora, se dedica a dictar conferencias y preside una fundación que lleva su nombre.
Lech Walesa es hoy un “gordito” simpático y canoso de 62 años, que asombra por su baja estatura si se recuerda aquellas imágenes de antaño cuando emergía cual gigante al arengar a miles de trabajadores en las puertas del Astillero “Lenin”, rebautizado “Gdansk” y administrado por capitales privados de Ucrania.
En su oficina del centro antiguo de Gdansk aceptó un encuentro para conversar sobre cualquier tema, aunque el prefiere hablar del pasado. Algunas cuestiones del presente lo irritan sobremanera, y en especial el debate suscitado por un libro que lo acusa de haber colaborado con el régimen comunista cuando era joven. Además de negarlo una y otra vez no deja de señalar con picardía “yo mame el anticomunismo de la teta de mi madre”.
Su historia ya lo tiene en el panteón de los héroes nacionales polacos opacando a figuras de la talla de Chopin o Fahrenheit. El aeropuerto de la ciudad fue rebautizado con su nombre y su legendaria firma aparece garabateada en la pared de entrada.
Cuando habla del pasado se ilumina. Al fin y al cabo, es lo que lo sostiene aún hoy, casi treinta años después de haberse convertido en el centro de atención de la política mundial.
Walesa es un bromista nato. Cuando se despide de este cronista lo invita sonriente a una pulseada sobre su escritorio. A pesar del paso del tiempo su mano derecha todavía tiene la fuerza de alguien que trabajó muchos años en los astilleros. Sin embargo, su mayor fortaleza reside es haber torcido el rumbo de la historia del siglo veinte.
Pedro Brieger

lunes, 15 de diciembre de 2008

American and Caribbean meeting in support of Israeli-Palestinian peace

General Assembly
GA/PAL/1106
Department of Public Information • News and Media Division • New York
SITUATION IN OCCUPIED PALESTINIAN TERRITORY DISCUSSED AT United Nations LATIN

AMERICAN AND CARIBBEAN MEETING IN SUPPORT OF ISRAELI-PALESTINIAN PEACE

(Received from a UN Information Officer.)

SANTIAGO, 11 December -- A panel of five experts on the Israeli-Palestinian conflict analysed this afternoon the situation in the Occupied Palestinian Territory, including East Jerusalem, during the United Nations Latin American and Caribbean Meeting in Support of Israeli-Palestinian Peace taking place at the headquarters of the United Nations Economic Commission for Latin America and the Caribbean (ECLAC) in Santiago, Chile.

Speakers at the Meeting, organized by the Committee on the Exercise of the Inalienable Rights of the Palestinian People and hosted by the Government of Chile, spoke of the impact of Israeli settlements in the Occupied Palestinian Territory, the effects on Palestinian communities of the construction of the wall in the West Bank, and the need to strengthen Palestinian Authority institutions.

Ahmad Soboh, Deputy Minister for Foreign Affairs of the Palestinian Authority, praised the generous donation of the international community to the Palestinians this year, but confessed that his people did not need more funds to improve their lives under occupation but instead sought to live with less but free from occupation.

The wall construction in the West Bank had already had serious negative effects on the Palestinian population, said Idalmis Brooks Beltrán, Researcher at the Centre for African and Middle East Studies in Havana, Cuba. Those included the division of families, loss of lands, increasing difficulties in accessing medical care, and stricter controls at checkpoints for Palestinian students whose schools were located on the other side.

Meanwhile, Adi Ashkenazi, Director of the Business and Economics Department of the Peres Center for Peace in Tel Aviv, suggested ways in which Israel could contribute to Palestinian development, notably by easing movement restrictions within the West Bank, defining long-term policies on Palestinian employment in Israel, and upgrading security cooperation.

Statements by Panellists

AHMAD SOBOH, Deputy Minister for Foreign Affairs of the Palestinian Authority, said that the PLO had provided the legal-political framework acknowledged by all parties for the signing of any agreement, however partial, in benefit of the Palestinian Authority.

During the Israeli leadership of Yitzhak Rabin, he said the Israeli Government had abided by the agreements and the bilateral relationship with the Palestinians had born fruit. Almost 80 new laws had been approved, creating a legal framework that could serve as the foundation for the development of a future Palestinian State and Parliament. However, with Prime Minister Rabin’s assassination in November 1995, this context favourable to an incipient peace accord had died with him, he stated.

Mr. Soboh asserted that that first historical stage of negotiations had provided hope for a provisional peace agreement, with parties sitting down to negotiate, Palestinian prisoners being freed from Israeli jails, and a strong international drive in favour of a peaceful settlement to the conflict. Some $500 million a year of international assistance had been donated to Palestinian institutions, contributing to finance education, health and other social areas that consumed 80 per cent of the Palestinian budget. However, he noted, the next Israeli Governments had frozen the process and that continued to date. The fragile foundations of a future peace agreement had been destroyed, interrupting the negotiation process. The Israeli Governments had made no efforts to continue the work of Prime Minister Rabin, he said.

This year, the international community had donated €1 billion to the Palestinians, said Mr. Soboh, and that was the highest amount ever allotted to a people in the process of achieving independence. Although he was grateful for that support, Mr. Soboh said that the Palestinians did not need funds to improve their lives under occupation, but instead preferred living with less, but free from occupation.

IDALMIS BROOKS BELTRÁN, Researcher of the Centre for African and Middle East Studies in Havana, Cuba, referred to the effects of the construction of the wall on the Palestinian population, indicating that as of today, 57 per cent (409 km) of the 721 kilometres of the wall was already up. The wall continued to be extended to include settlements with a large number of Israelis, said Ms. Brooks, and that if finished, nearly 10 per cent of the West Bank, including East Jerusalem, would end up isolated by the barrier and connected to Israel.

The construction of the wall had had negative effects on the Palestinian population from the beginning, the most evident of which were the limitations on the movement of people, the division of entire families, the loss of land, increasing difficulties in accessing medical care in Israel due to the permits required by the Israeli authorities, and the heightened controls of the Israeli army, with students having to go through checkpoints in order to get to their schools and universities on the other side of the wall.

Ms. Brooks said if the wall was concluded, it would have a devastating effect on the Palestinian population. Nearly half of the over 60,000 Palestinians living in 12 towns would be completely surrounded by two different stretches of the barrier, and 124,300 living in 28 towns would be surrounded on three sides by the barrier and physically closed off on the fourth side, separating them from the rest of the West Bank. In light of that scenario, Ms. Brooks demanded that the Israeli Government cease the construction of the wall in the West Bank and dismantle what had already been built, thus complying with the 2004 Advisory Opinion of the International Court of Justice, which had ruled that the barrier was illegal and called on Israel to immediately halt its construction.

PEDRO BRIEGER, Argentine sociologist and journalist specializing in international affairs, spoke about “Nakba” (the catastrophe) as a political and communication phenomenon. The concept was frequently used among Israelis, Palestinians, the media and politicians, he said. In the ideological battle between Israelis and Palestinians, the Palestinians had triumphed by validating the term.

The media had begun using the term Nakba coinciding with another circumstance that had bolstered the Palestinian position, and that was the emergence of new Israeli historians questioning what had always been the ideological foundation for the creation of the Israeli State. Among them were Simha Flapan, author of The Birth of Israel: Myths and Realities; Benny Morris, who wrote The Birth of the Palestinian Refugee Problem, 1947-1949; Ilan Pappé, author of Britain and the Arab-Israeli Conflict, 1948-1951, and Avi Shlaim, who published Collusion across the Jordan.

Mr. Brieger explained that the ideological construction of Nakba was of very recent date, approximately 20 years, and today, when reporting on Israel’s anniversary events, practically all newspapers, especially in Argentina, mentioned Nakba as the expulsion of the Palestinian people in 1948, revealing a shift in balance on the positioning of Israelis and the Palestinians in the media.

ADI ASHKENAZI, Director of the Business and Economics Department of the Peres Center for Peace in Tel Aviv, provided data and statistics on the economic situation of Israel and the Palestinian people, and suggested ways in which Israel could contribute to Palestinian development. In 2007, he said, Palestinian exports to Israel had totalled $367 million, while it had imported $2,758 million from Israel. About 50,000 Palestinian workers entered Israel daily, and another 134,771 entered Israel for humanitarian purposes. The Palestinian economy was Israel’s second largest export market after the United States, he noted.

Mr. Ashkenazi referred to three main lines of action Israel could surname to contribute to the Palestinian Reform and Development Plan: easing movement restrictions within the West Bank, such as internal checkpoints and border passages; defining long-term policies on Palestinian employment in Israel; and upgrading security cooperation, which directly enhanced economic growth. Trade might be facilitated by a number of measures, stated Mr. Ashkenazi, such as upgrading the security check system to reduce checking times; introducing an online data system with easy access and customer information; issuing permits for building privately-operated logistics centres; and approving the engagement of the Palestinian Authority in day to day activities at border crossings. At sea ports, Israel could introduce a transit goods agreement to reduce dependency on Israeli institutions; allocate a platform for Palestinian goods at ports; and allow door-to-door transportation using trucks driven by Arab Israelis.

Mr. Ashkenazi recommended a number of additional measures for Israel, such as increasing access to credit, investments and capacity building for medium and small enterprises; developing the agricultural service sector and increasing land efficiency use and other natural resources; supporting industrial development and modernization; and developing an internationally competitive tourism sector.

DANIEL JADUE, Vice-President of the Development Organization of the Palestinian Federation of Chile, spoke about two phenomena that permeated the thinking, feelings and behaviour of Israelis, Palestinians and the international community. The Israelis, he said, were suffering from a collective schizophrenia, which was also reflected among world Powers and the international community, creating an Israeli society fearful of a heap of sticks and stones, in spite of its own weapons arsenal. “In spite of all the destruction and crimes it has committed, Israel appears as the victim of a conflict for which it is solely responsible. This distortion of reality is not spontaneous. It is the consequence of a global communications policy of which the international community has also fallen victim,” he said.

Palestinians, on the other hand, had sunk into a learned hopelessness, the fruit of traumatic and unjust experiences and the denial of their most basic rights, from which the Palestinians had been unable to defend themselves adequately, Mr. Jadue said. The Palestinian people did not believe anyone anymore, he added. They did not believe the Arab world, which, possessing such a powerful economic weapon -- their oil reserves -- had never done anything to pressure Western Powers.

The Palestinians did not believe in the intentions of the Israelis, who had always acted with double standards, speaking about peace while planning warfare, said Mr. Jadue. Israel had kept its own society and the international community prisoner of the collective illness that made them regard the Israelis as the natural projection of Holocaust victims. The international community did nothing to force Israel into compliance of international law, in spite of the many condemning resolutions and its constant disregard for international law and human rights.

Mr. Jadue added that Palestinians did not believe in the international community either, which had reacted swiftly and mobilized the biggest army in the world in the case of other, much shorter occupations. “The European Union and the United States have become true accomplices for covering up or ignoring the worst, most extensive and dramatic human rights violations that contemporary history has ever witnessed,” said Mr. Jadue. “This is a military occupation. What we need is an end to the occupation,” he concluded.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Reunión de Naciones Unidas -Chile-

Reunión de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe en apoyo a la paz israelo-palestina
El Comité para el ejercicio de los derechos inalienables del pueblo palestino, con la anuencia del Gobierno de Chile, organizará la Reunión de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe en apoyo a la paz israelo-palestina, que se celebrará en Santiago, los días 11 y 12 de diciembre de 2008, en la sede de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). La Reunión irá seguida, el día 13 de diciembre de 2008, del Foro público de las Naciones Unidas en apoyo a la paz israelo-palestina. Ambas reuniones se celebrarán a petición de la Asamblea General de las Naciones Unidas…..
A partir del 11 de diciembre por la tarde tendrán lugar tres sesiones plenarias sobre varios temas. En cada plenario habrá un período de debate. Todas las sesiones de la Reunión se celebrarán en la sala de conferencias “Raúl Prebisch” de la CEPAL. Los idiomas oficiales de la Reunión serán el español y el inglés.La sesión plenaria I comenzará el jueves 11 de diciembre de 2008, a las 15.00 horas. Los panelistas y participantes debatirán sobre “La situación en el territorio palestino ocupado, incluida Jerusalén Oriental”, en particular sobre el impacto de los asentamientos en la población palestina, los efectos de la construcción del muro en las comunidades palestinas, y la urgencia de fortalecer las instituciones de la Autoridad Palestina. Entre los oradores figurarán el Sr. Ahmad Soboh, Viceministro de Relaciones Exteriores de la Autoridad Palestina, Ramallah; la Sra. Idalmis Brooks Beltrán, Investigadora del Centro de Estudios sobre África y Medio Oriente, La Habana; el Sr. Pedro Brieger, Sociólogo y periodista especializado en asuntos internacionales, Buenos Aires; y el Sr. Adi Ashkenazi, Director del Departamento de Asuntos Económicos y Empresariales del Centro Peres para la Paz, Tel Aviv.
El informe sobre ambas reuniones se distribuirá como publicación de la División de la Secretaría de las Naciones Unidas de los Derechos de los Palestinos.

Fuente: http://grafelbergnoticias.blogspot.com/2008/12/reunin-de-las-naciones-unidas-para.html

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Entrevista realizada por Martín Loccoco para Revista Seda

Seda: A manera de preámbulo me gustaría preguntarte por una característica que es notoria en tu programa “Visión 7 Internacional”, y que lo distingue claramente de otros noticieros: se informa sobre ciertos hechos y sus posibles consecuencias más bien como objetos de estudio, cuestiones a considerar, en lugar de hablar de ellos como hechos consumados.
Brieger: El espíritu del programa no es criticar, o ponerse en algún lugar en el Olimpo de los Sabios y decir qué es lo que objetivamente sucede, o qué es lo que el gobierno argentino debería hacer respecto de cada una de las situaciones. Lo que nosotros tratamos de hacer es describir una realidad. Obviamente la objetividad no existe; uno toma los elementos que quiere y deja de lado los que no desea. Yo puedo hablar de la Argentina diciendo que hubo desaparecidos o puedo ignorar el tema dependiendo de cual sea mi objetivo en una determinada nota sobre la actualidad argentina. Puedo rescatar, en el caso de China, por ejemplo, los sucesos de Tiannamen de 1989 o puedo obviarlos. No hay una verdad respecto de la realidad. Cuando nosotros tenemos que armar un informe que, proyectado, dura 5 minutos, y escrito mucho menos -ya que gran parte del tiempo se lo llevan las imágenes-, tenemos que tratar de reflejar lo que nosotros entendemos como elementos centrales de la realidad que queremos mostrar. Por lo tanto los recortes que uno toma son siempre parciales. Pero somos conscientes de ello y a partir de ese reconocimiento nos permitimos disentir. El programa comienza con un informe realizado por gente del noticiero del canal. Tras su proyección empieza lo que, a decir de tus palabras, hace del noticiero algo particular: la conversación entre nosotros respecto de lo proyectado. Debate que suele ser muy fluido ya que no planificamos con anterioridad qué va a decir cada uno. Nosotros sí sabemos, a priori, los temas sobre los que se va a hablar, y con ello nos preparamos, leemos, investigamos. El noticiero es el lugar en donde nos sentamos luego a contarnos los resultados de esa labor. En ese momento exponemos las temáticas según nuestro parecer, con el objetivo de describirlas, no de aportar opiniones calificativas. Por ejemplo, el próximo sábado se proyectará un informe sobre los hechos violentos en diferentes Juegos Olímpicos que no frenaron Olimpíadas. Posiblemente mencionemos o describamos lo que pasó en Munich en 1972, pero no vamos a decir si lo que hicieron los palestinos está bien o está mal. La idea es presentar los hechos, para que, después, cada uno saque sus propias conclusiones al respecto -en este caso, de las relaciones entre los Juegos Olímpicos y la política-. Yo no se lo que van a decir mis compañeros Hinde y Raúl. Conocemos el texto, la redacción bruta de lo que va a salir al aire, hemos visto además las imágenes. Luego cada uno hará su lectura, con su bibliografía y con su investigación, para después cruzar entre nosotros la información o el análisis. De hecho muchas veces hay diferencias entre nosotros. En algunas ocasiones son matices, en otras son diferencias más profundas, de forma y de fondo, y creo que ello hace la cosa interesante.
Seda: Además de ustedes tres, suelen sumar invitados al debate. ¿Cómo los eligen?
Brieger: Buscamos gente que sea conocedora del tema específico, que tenga una buena base, más allá de su perfil ideológico, pues obviamente no necesitamos que éste concuerde con el nuestro. A veces sale bien y otras no. Que se conozca de un tema tampoco es garantía de que estemos ante un buen comunicador. No es lo mismo conocer un tema y escribir sobre éste, que aparecer en pantalla. No es lo mismo escribir un artículo, donde uno tiene tiempo para meditar y corregir, que salir en vivo y en 4 minutos describir la historia de un país –algo extremadamente complicado-. En principio tratamos de traer gente que haya escrito libros y conozca muy bien la temática; si además tiene dotes pedagógicas o expositivas tanto mejor. Muchas veces es gente que sabe más que nosotros. No tenemos ningún problema con ello: nosotros también aprendemos a medida que hacemos el programa y somos una especie de correa de transmisión con la gente que nos mira y que se da cuenta que el programa en tal sentido es diferente.
Seda: ¿Cuál ha sido la reacción del público?
Brieger: Cuando comenzamos el programa hace casi tres años no nos imaginamos la gran repercusión que iba a tener. Por ejemplo, no calculamos la variedad de gente que iba a ser receptiva a un noticiero de éste tipo: desde personas con poca instrucción académica, hasta intelectuales, desde periodistas a políticos. Y esta gama tan variada nos ha ayudado a percibir los problemas y las temáticas de interés. Con falsa modestia puedo decirte que casi todos son elogios. No hay grandes críticas: puede haber una que otra opinión contrariada, es inevitable, pero son pocas. Hay temas más sensibles: el conflicto de Medio Oriente, por ejemplo, resulta susceptible a la comunidad judía argentina, que protesta. Lo hace porque nosotros transmitimos lo que está pasando y no les gusta ver determinadas cosas. Recuerdo cuando Israel invadió el Líbano, dijimos que no iba a poder derrotar en ese momento al Hezbollah (no porque nosotros estuviéramos de acuerdo con éste grupo sino por una cuestión muy sencilla de análisis), y ello nos valió algunas críticas. Pero, de nuevo: nuestra tarea no es jugarnos por una postura o por otra, sino tratar de describir cuál es la realidad. Y es muy difícil poder mantener el equilibrio. Los invitados a veces ayudan. El hecho de que nosotros tengamos posturas diferentes también. Creo que lo que más importa de nuestro programa es que tratamos que la gente piense, que la gente tome los elementos que ofrecemos, se interese por algunos, busque libros, profundice. Por ello, al finalizar solemos mostrar bibliografía seria, de diferentes posturas ideológicas, a partir de la cual se pueda profundizar. Tenemos mucho respeto hacia la gente que nos mira.
Seda: Es ilustrativo el hecho de que propongan libros a los espectadores, porque la sensación es que el programa se queda corto de tiempo, que con sólo una hora de transmisión semanal funciona más bien como un detonante de temas.
Brieger: Es verdad, nuestro programa es un disparador, la respuesta de la gente nos lo ratifica. Existe un público variado que busca este tipo de programas, no es verdad que sólo se quiera programas de entretenimiento con poco contenido. La gente se comunica todo el tiempo con nosotros felicitándonos, pero también consultándonos, aconsejándonos o solicitándonos temas. Siempre uno trata de corregirse, de mejorar, de abarcar todos los temas de importancia, lo cual es difícil, o más bien imposible.
Seda: También, me imagino, que ciertos temas de relevancia avanzan sobre los temas planeados.
Brieger: Sí, nos ha pasado muchísimas veces de haber promocionado un determinado tema que finalmente tuvimos que postergarlo durante semanas o directamente no lo pudimos tratar porque la realidad nos tapó. Por ejemplo la liberación de Bentancour primó sobre otros objetos de estudio. También lo hacen los sorpresivos conflictos bélicos o aniversarios relevantes, como fue el del Mayo Francés. Esto es parte de la televisión.

Seda: Cuando mirás al mundo y lo considerás, el hecho de estar parado en Latinoamérica, lejos de las grandes potencias, de los lugares desde donde se toman las decisiones que afectan al globo, ¿te brinda una mayor objetividad o una subjetividad determinada?
Brieger: Yo viví mucho tiempo afuera del país y mi mirada del mundo no es desde la Argentina. Yo miro al mundo desde el mundo global. Para mi no hay ni cerca ni lejos. Sin embargo, no puedo ocultar que vivo en este país, y que miro gran parte de lo que sucede en América Latina desde este país. Yo apelo mucho a una frase del filósofo judío holandés Baruch Spinoza: "Nuestra tarea no es ni reír ni llorar, sino comprender". El tema no pasa por afectarse en lo sensible, sino de tratar de entender los fenómenos. Cuando Cristina Fernández y Hugo Chávez no pueden ir a Bolivia, yo no ataco la situación desde el lamento, desde la sensación de “Uy, que mal, no fueron para apoyar a Evo Morales”. Por el contrario, me pregunto: “¿Qué significa esto? ¿Qué consecuencias políticas tiene para la Argentina, para Brasil, para Bolivia? ¿Qué sentido tenía el viaje? ¿Para qué viajaban?”. Muchas veces las interpretaciones que uno hace de la realidad chocan con la de los propios actores. Sea porque ellos tenían en mente otra cosa, porque estábamos equivocados nosotros, o porque uno dice cosas que a ellos no les gusta. Yo trato de mirar al mundo desde el mundo. Para mi hay un mundo que no solamente está globalizado sino también unificado. Por supuesto que lo que pasa en Ecuador afecta mucho más a la Argentina que lo que pasa, pongamos, en Jordania -país en el cual estuve hace poco-. Pero en un mundo cada vez más pequeño -no se si hablar de globalización porque ya las hubo en varias oportunidades a lo largo de la historia de la humanidad -, donde viajar es muy accesible, donde las reuniones de los presidentes son cotidianas, donde las posibilidades del comercio son mucho mayores, donde las noticias recorren el globo de manera inmediata, puedo acceder a cierta objetividad que me permite articular estas diferentes relaciones.
Yo tengo que observar que China y Taiwán se disputan el Canal de Panamá, por ejemplo, y ver qué significado tiene para Panamá, para América Latina, para China y para Taiwán. Y eso no lo miro desde la Argentina, lo miro desde arriba, observando los diferentes actores y piezas que se ponen en juego. Cuando China decide tener una jugada política y económica muy fuerte en el África, ver por qué lo hace, qué la mueve; mi mirada argentina tiene poco para decir en ello. O cuando Brasil trata de impulsar mayores relaciones con el África, me es indispensable desentenderme de mi herencia, y atenerme al pasado colonial portugués de ese país, al traslado de esclavos.
Seda: También se podría, siguiendo el ejemplo, tomar el caso-testigo de Brasil, para preguntarse por la relación entre América Latina toda y África.
Brieger: Sí, desde ya, pero es importante no analizar la realidad desde los deseos. La realidad va mucho más allá de lo que a nosotros nos gusta, o de lo que quisiéramos que fuere. De hecho, yo vivo en esta sociedad, y veo diariamente hechos que chocan con lo me gustaría. Uno, continuando el ejemplo, desearía una América Latina más involucrada en África, pero lo cierto es que no es así y no me toca a mí hacer lobby para que ello suceda (los que están en el poder tendrán que tomar decisiones al respecto). Pero sí en cambio puedo mostrar que la relación entre ambas regiones es importante, qué Brasil avanza mucho más, recordar su pasado histórico, exponer por qué quiere entrar al Consejo de Seguridad.
Seda: Según tu opinión, ¿Brasil puede ser líder en Latinoamérica a pesar, por ejemplo, de su diferencia lingüística con el resto de la región?
Brieger: Brasil quiere ser líder, se considera líder. Y acá también tenemos que analizar lo que decíamos antes: no mirar el hecho de qué Brasil es líder o poderoso y quiera entrar al Consejo de Seguridad desde la perspectiva de un argentino que desea que su país tenga una postura similar. El hecho es que Brasil es potencia, es económicamente superior a Argentina, tiene un territorio mayor, y ha tenido una historia política consecuente durante los últimos 40 años. Todo ello le brinda un peso específico más importante en la política y economía mundial. Tanto Fernando Enrique Cardoso como ahora Luis Ignacio Lula, se han manejado como una potencia. Esta es la realidad, si me gusta o no es otra cosa. Brasil quiere un lugar en el Consejo de Seguridad, y lo quiere para sí, tal vez también para Latinoamérica pero primeramente para Brasil. Trabaja estratégicamente para eso: la relación con China, Rusia e India a través del BRIC marca una clara estrategia a largo plazo. La postura frente al mundo árabe que Brasil impulsa en el marco del MERCOSUR, buscando que América Latina tenga una mayor relación con éste, también nos perfila un proyecto de largo plazo de la que la mayoría de los otros países de América Latina carecemos.
Seda: ¿En Argentina tenemos una visión más reactiva?
Brieger: Sí, más de resolver coyunturas del momento, de no desarrollar una mirada estratégica, de permanecer en el juego de acción-reacción. Por el contrario, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasilia es siempre elogiado por esa capacidad de mirar de cara al futuro y sobreponerse a los distintos gobiernos (que incluyeron además cambios ideológicos importantes; no es lo mismo el pensar de Lula que el de Collor de Mello). Da siempre la sensación de que Brasil tiene una mirada a largo plazo que Argentina no tiene. Esto no está bien ni mal. El problema se suscita cuando se tienen ilusiones respecto de lo que somos o podríamos ser, y esto se da tanto a nivel gubernamental como privado. Recuerdo, al respecto, que escribí una nota a principios de los 90s, sobre las oportunidades que la Argentina tenía en Asia, sobre todo en lo referente al SEA y China. En ella hacía un mapeo de los nichos de negocio que Argentina podía desarrollar en esas regiones. Entonces me contacté con empresarios argentinos, gente que viajaba a Asia muy seguido, que ya había establecido negocios. El resultado de tales entrevistas fue revelador: existía una clara distorsión respecto del puesto que Argentina tiene en el mundo y, como consecuencia, de su relación con otros mercados. Una visión muy superficial sobre el peso específico de China. Una ilusión desmedida respecto de lo que esos negocios significarían para los argentinos. Por ejemplo, un pequeño exportador de carne, pensaba que iba a hacer el gran negocio de su vida pues iría a exportar para 100 millones de chinos, siendo que, esta claro, no cualquiera puede exportar a China y cumplir con esas cantidades.
Seda: Ya que te referís a China. Huntington, a mediados de los noventa, afirmaba que ese país iba a cambiar la estructura global. Hoy tiene un peso mundial tan importante como indiscutible. ¿Crees que se perfila como un país hegemónico?
Brieger: Me parece que China tiene algunos problemas, especialmente en el rubro tecnológico, por la falta de innovación. Para convertirse en una potencia mundial es fundamental innovar, como hicieron Japón, Estados Unidos y Alemania. Para ser serios, necesitaríamos consultar a un experto del rubro tecnología, pero me animaría a adivinar que ninguno de los últimos 10 descubrimientos tecnológicos es chino. Esto es una limitación para el crecimiento, para convertirse en potencia hegemónica. El segundo problema que tiene China es el idioma, ya que se trata de uno extremadamente difícil. El inglés, con todas sus limitaciones, es un idioma relativamente fácil. Ha logrado imponerse, no solamente por la herencia colonial sino en gran parte por su facilidad. China carece de ambas, no tiene claras ambiciones imperialistas y su idioma no es sencillo. Mientras China lidie con estas desventajas le va a costar mucho convertirse en una potencia hegemónica mundial; no digo que no pueda suceder, pero sería un largo proceso, difícilmente se logre en el mediano plazo.
Seda: Pedro, me gustaría preguntarte ¿cómo llegaste a convertirte en el analista político actual? ¿Cuál fue tu trayectoria?
Brieger: Yo viví muchos años en Israel, donde estudié Sociología y Ciencias Políticas. Allí se estaba muy pendiente del mundo, se tenía un acercamiento mucho más fuerte a los problemas globales de los que se tienen acá. Para darte un ejemplo, en 1980, ya estábamos discutiendo la invasión soviética a Afganistán (de Diciembre de 1979). Esa postura me dio una formación muy amplia, una manera objetiva de considerar al mundo. Volví a Argentina después de la dictadura, en 1984, y terminé la carrera acá, especializándome en determinadas áreas (pues no se puede caer en la falacia de pretender conocer todo el mundo con igual profundidad). Esa mirada global, también puede rastrearse en mi historia personal: yo vengo de una familia judía que se fue de Alemania antes de comenzar la Segunda Guerra Mundial. Por lo tanto siempre tuve referencias europeas. En mi casa se hablaba alemán, pero además tuve facilidad para los idiomas: estudié inglés, francés, hebreo, empecé varias veces árabe, también el chino, que siempre lo tengo que dejar porque la realidad me supera. Cuando voy al extranjero trato inmediatamente de aprender, aunque sea de forma primaria, el idioma local. Lo hice, por ejemplo, cuando visité Turquía, Rusia y otros países. Esta actividad de acercamiento lingüístico me abre las puertas a lo cultural. Además me predispongo bien a hacer lo que se hace en cada lugar, a acompañar las formas tradicionales del sitio en el que me reciben (algunas, incluso, las incorporo, como el gusto por la comida árabe). Además de placentero, este reconocimiento de las diferentes realidades culturales, es necesario para mi labor. Me empapo de la cultura para tratar de recetar las historias, las razones, las concepciones temporales. Yo siempre cuento la anécdota que leí de Santiago Carillo, quien fuera el Secretario General del Partido Comunista de España. Él estaba desesperado porque el socialismo no llegaba a implantarse, cuando se encuentra, a principios de los 70s, con Mao Tsé Tung. Entonces le pregunta al estadista chino, como si éste todo lo supiera, cuánto iba a tardar en llegar el socialismo. Y el Gran Mao le contesta con preguntas: “¿cuánto tiempo puede durar aún el poder de la burguesía? ¿10 mil años?”. Carrillo quedó atónito ante esta cifra, ante esta consideración tan diferente del tiempo y de la historia. Pertenecía a una cultura diferente a la china.
Seda: En China se dice que una civilización [la china] tarda varios milenios en construirse; una cultura [aludiendo a Europa] varias centurias; y una costumbre [refiriéndose a EE.UU.] doscientos años.
Brieger: Bueno, esto de los 200 años de historia yo lo escribí en un artículo en el que citaba a un japonés, Takeshi Umehara, quien critica el cortoplacismo del mundo capitalista occidental. Dice que, fruto de su corta historia, en EE.UU. todo se hace para el hoy, sin considerar qué pasará de aquí a 500 años. A mi me hizo pensar mucho, pues yo soy parte de esta sociedad, me visto a la manera occidental, y poseo una determinada concepción de la historia. Creo, sin embargo, haber incorporado un respeto por otras visiones y consideraciones del tiempo. Para dar un ejemplo trivial, si estoy en Bolivia, y me desespero porque el colectivo en La Paz dice que va a llegar con 4 horas de retraso, debo comprender que mi desesperación se debe a que estoy mirando esa realidad con los ojos de la mía, con mi historia, con la velocidad de la ciudad portuaria a la que pertenezco, que es muy subjetivo preferir vivir a las corridas que tener por costumbre esperar. Es todo un aprendizaje, porque uno tiene una impronta y piensa por lo general a partir de ella.
Seda: Pensar que nuestra forma es La Forma, es pensar que nuestra forma es la única o, cuanto menos, la mejor.
Brieger: Sí, por ello es difícil, cuando uno viaja, entenderse con culturas, tiempos, formas de hablar, construcciones del lenguaje y del pensamiento diferentes. Muchas veces, desde nuestra perspectiva, uno no entiende al otro, y entonces, como decís, tendemos a menospreciarlo. En lo personal trato de no tener esa postura. No siempre lo logro, porque al fin y al cabo fui educado en una determinada sociedad, pero los viajes, en ese sentido, me han ayudado mucho. También el aprendizaje de idiomas, que me han sensibilizado al otro. Por ejemplo, aprender el chino me enseñó a comprender cómo hablan en castellano los chinos en la Argentina (hasta entonces no entendía porque ellos no podían pronunciar ciertas palabras). Por último, cierta predisposición a aprender, a comprender. Nada me enseñó más de los gitanos, por ejemplo, que cuando estuve en sus casas, incorporando sus costumbres, probando sus bebidas, aprendiendo su léxico tan particular. Ello va más allá del juicio, del decir si es mejor o peor que nuestra forma. Es un mantenerse mirando hasta que esa visión se transforma en comprensión, y con ello abrimos la puerta al verdadero respeto.
Seda: Te escuchaba hablando de tu actitud en el encuentro con el otro, y más que una necesidad de tu oficio, parecerías estar hablando de una postura frente a la vida, frente al prójimo.
Brieger: La política internacional es una parte muy importante de mi vida. Que tiene que ver con orígenes familiares, con la historia que traían mis padres, con una tía viviendo en Francia, en fin, con una herencia muy abierta, que sin lugar a dudas marcó el camino de mi desarrollo intelectual y académico. Nunca sabré en qué medida, puesto que en algún momento ese desarrollo adquirió autonomía, pero me es imposible prescindir de todo aquello. A mi me gusta hablar en otros idiomas, me gusta perfeccionarme, me gusta viajar y aprender de otras culturas, pero no por lo exótico, sino para ponerme los zapatos del otro y tratar de comprender porqué caminan de esa forma. Insisto, yo soy parte de esta cultura, me gusta esta cultura, con sus cosas buenas y malas. Tomo Coca Cola, por ejemplo, como algo que me es propio, sin ningún inconveniente ideológico, pero ello no me impide comprender cuál es el significado o las implicancias de que, en los Juegos Olímpicos de Beijing, uno de los sponsors oficiales sea McDonald, que nada tiene que ver con el “mente sana en cuerpo sano” que esas competencias tendrían que promover.
Seda: Ya que te referís a diferentes culturas o formas locales. ¿Qué pensás la división del mundo según nichos culturales o civilizatorios planteada por Huntington?
Brieger: En su momento escribí un texto bajo el título “Debatiendo con Huntington”, publicado en Francia por el Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país, junto con otras críticas al libro “El choque de las civilizaciones”. En él confirmaba mi parecer respecto de la existencia de una cuestión civilizacional, pero de ninguna manera en los términos planteado por Huntington, que se me antojan demasiado reduccionistas. Cuando unifica, por ejemplo, a toda África o Latinoamérica como una realidad homogénea resulta a todas vistas un disparate. Un quechua ecuatoriano no tiene nada que ver con un mulato uruguayo. Y un chiapaneca, tampoco guarda relación alguna con un gaucho argentino.
Seda: Podríamos decir por lo mismo que no crees en la existencia de una teoría que pueda explicar al mundo entero.
Brieger: Así es. No creo en la existencia de tal teoría. Es exactamente el error en el que creo que cae Huntington, de mirar al mundo desde su lugar en la Universidad, en Estados Unidos, sin reconocer que lo hacía desde allí, y planteando de manera muy esquemática un análisis mundial. El mundo es extremadamente complejo. Es imposible abarcarlo todo. Además, existen todavía mundos escondidos: mientras muchos salen a la luz, otros tantos son solo locales y se manifiestan de formas muy particulares, como, por ejemplo, el movimiento de los zapatistas, en México. Cada vez creo más en el relativismo cultural, en el sentido de pensar que hay un desarrollo profundamente desigual de las culturas y de las naciones. Con trazos en común, lógicamente. Debido al mundo globalizado es prácticamente imposible encontrar seres humanos sin contacto con el mundo exterior, y nos encontramos entonces con que las comunidades indígenas en Ecuador poseen utensilios plásticos (resulta chocante saber de su tradición con la madera y otros materiales nobles, y verlos sentados en sillas de plástico, pero aunque ello nos resulte poco atractivo o pintoresco debemos entender que es parte de la era del petróleo). Pero aquellos que trataron de mirar el mundo de una manera globalizadora fracasaron. Para dar un ejemplo: Marx fue un extraordinario crítico del desarrollo del capitalismo europeo; ahora bien, cuando trató de analizar lo que pasaba en la India y en México, se equivocó. Más allá de sus conocimientos, él era fruto de su realidad: alemán del centro de Europa, situado en una época donde no se viajaba como hoy y por lo tanto la percepción del mundo era mucho menos fiel a la que se tiene actualmente, etc. Sus categorías podían aplicarse muy bien para entender el desarrollo del capitalismo, pero en otros lugares no podían aplicarse. Otro ejemplo podemos verlo en los sandinistas cuando tomaron el poder en 1979 en Nicaragua. Ellos llegaron a la costa del Atlántico y se encontraron con las poblaciones indígenas que desconocían totalmente el capitalismo. Hablaban inglés porque tenían más relación con Jamaica que con Managua, ya que era más fácil trasladarse por mar que por tierra, más sencillo ir a otro país como Jamaica, que a otra ciudad del mismo país como Managua. Los sandinistas querían propagar el socialismo, pero los mizquitos no entendían de qué les hablaban. En otras palabras, los sandinistas querían aplicar su realidad a otra. No entendían que el grado de desarrollo de esas comunidades no tenían nada que ver con el capitalismo: hablaban otro idioma, pertenecían a una cultura muy diferente a la de Managua, su historia era diferente. Yo no sé si ha cambiado, pues no voy muy seguido a Nicaragua, pero años atrás ir de la costa atlántica a Managua llevaba cerca de una semana en barco, y en cambio era mucho más rápido ir de allí hasta Jamaica. Por ello la música de esta región es más parecida a la jamaiquina que al folklore nicaragüense. Ir con esquemas, con lentes ya puestos para mirar al mundo, para ver como la realidad se adecúa a mi teoría es un problema; creo que es lo que hacía Huntington. Es también lo les sucede actualmente a los norteamericanos cuando no entienden el rechazo a la adopción del modelo de Coca Cola y Mc Donald, que no se explican porqué algunas culturas se aferran tanto a sus tradiciones, a sus comidas locales. Si me preguntaras a mí te diría que me parece fantástico que sea así, que se puedan mantener las tradiciones, algo que la globalización pareciera tender a eliminar: todos vemos lo mismo, nos vestimos iguales, festejamos lo mismo, comemos lo mismo. Me gusta mucho, por ejemplo, cuando los líderes políticos de diferentes lugares del mundo usan sus vestimentas tradicionales. Por el contrario me resulta chocante ver a los chinos o a los árabes en saco y corbata, ¿porqué esas culturas milenarias tienen que adoptar el saco y la corbata?
El mundo es muy complejo. No existe libro de cabecera que pueda explicarlo en su totalidad. Más bien había que hablar de muchos mundos. Un mundo con muchos mundos, donde cada uno de ellos pueden generar su propia respuesta (más allá de las generalidades que uno pueda aplicar: que haya justicia, igualdad, bienestar). Pero tampoco es bueno a mi antojo caer en la idealización de las culturas indígenas por sobre el capitalismo desarrollado, porque los liderazgos indígenas han sido también bastante bravos, incluso sanguinarios. La cultura de la pacha mama por ejemplo, puede haber sido muy bonita, mientras no vinieran a sacarte a tu primogénito para darlo en ofrenda. Los incas construyeron el Tahuantinsuyo, pero sojuzgaron o directamente arrasaron a todos los pueblos menores a su paso. Por eso, repito, que el mundo es muy complejo.
Seda: Imposible tener todas las respuestas…
Brieger: Imposible. El martes di una conferencia. Cuando terminé me preguntaron sobre el golpe de Estado en Mauritania, y yo les contesté “no lo sé, no conozco el tema”. Yo no tengo todas las respuestas. Me hago las mismas preguntas que se hacen quienes me ven o escuchan. Puedo aceptar que en ocasiones profundizo un poco más sobre los particulares, porque es mi profesión, porque estoy empapado de ello, porque leo libros sobre el tema; pero desconozco muchas cosas de la misma manera que los doctores desconocen ciertas áreas o enfermedades, y deben investigar en busca de respuestas. Yo no las tengo, y es de sensatos no preocuparse por ello, no vivir obsesionado por saberlo todo, por la simple razón de que es imposible. ¿Ves? Eso es algo que el programa de los sábados también puede percibirse: que partimos de las preguntas del “qué pasaría sí”, y no del “esto es así”.

Pedro Brieger, es periodista y sociólogo. Conduce el programa "Visión 7 Internacional" los sábados, por Canal 7. Canal donde tiene, además, una columna sobre política internacional todas las noches en el noticiero central. Es columnista en diferentes radios y ha publicado varios libros sobre política internacional, su especialidad. Por otra parte continúa con su cátedra de Medio Oriente en la Universidad de Buenos Aires. Por mayor información:

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domingo, 9 de noviembre de 2008

Obama y América Latina

Obama y América Latina
Por Pedro Brieger


Existe un amplio consenso de que la relación entre Estados Unidos y América Latina necesita de un cambio y de que la elección de Barack Obama es fundamental para que esto suceda. Claro que uno se puede preguntar qué representa dicho cambio ya que “mejorar” la relación no tiene el mismo significado para todos. Para algunos empresarios y medios de comunicación es el deseo de ver un flujo de millonarias inversiones como si esto fuera la única garantía de crecimiento económico. Para otros, en cambio, Obama implica la posibilidad de construir una relación que no implique una subordinación a los dictados de Washington.
Se dice habitualmente que Estados Unidos ha “abandonado” e incluso ignorado a Latinoamérica porque la guerra contra el terrorismo y la invasión de Afganistán e Irak la ha llevado a privilegiar otras regiones. Si uno se guiara por el discurso público de los dos principales candidatos se podría decir que es verdad. Salvo algunas referencias a Cuba, Venezuela, México y Colombia, o el libre comercio y el narcotráfico, América Latina prácticamente no existe y la campaña electoral reforzó en muchos la idea de que no será una prioridad en la agenda del próximo presidente. Sin embargo, a pesar de los vaivenes políticos y económicos y de que muchos analistas sostienen que durante los ocho años que duró la administración Bush América Latina fue relegada, Estados Unidos todavía es un gran socio comercial de todos los países de la región.
Por otra parte, hay que recordar que continúa el bloqueo a Cuba, el apoyo –directo o indirecto- a los que encabezaron el golpe de Estado en Venezuela en 2002, la intervención militar en Haití para deponer a Jean Bertrand Aristide en 2004 y las maniobras –por lo menos confusas- de la USAID en Bolivia para debilitar a Evo Morales. También se puede recordar la intervención del embajador Paul Trivelli en Nicaragua para evitar el triunfo de Daniel Ortega, el Plan Colombia, las bases militares, como la de Manta en Ecuador y el ALCA, el proyecto más ambicioso para todo el continente que fracasó por la oposición del MERCOSUR en pleno, con el apoyo de Hugo Chávez, en noviembre de 2004 en Mar del Plata. No se puede dejar de mencionar que hace muy poco se ha reestablecido la famosa IV Flota para patrullar el Hemisferio Occidental, como para recordarle a los latinoamericanos que Estados Unidos nos los olvida.
EL PLAN DE OBAMA

Cuesta saber cuál es el plan de Barack Obama para la región ya que un año atrás la favorita de los demócratas era Hillary Clinton, que tenía la ventaja de contar con la experiencia de ocho años al lado de su marido como presidente de los Estados Unidos, y muy poco se conocía de las ideas de Obama. Para no especular o fantasear sobre lo que Obama podría llegar a hacer, lo mejor es tomar algunas de sus declaraciones, discursos o documentos sobre América Latina y analizarlos. Claro que estos son pocos, lo que acrecienta el enigma de lo que será su presidencia.
Hace unos meses el equipo de campaña de Obama publicó un trabajo titulado “Una nueva sociedad para las Américas” (A new partnership for the Americas). Es interesante conocer este documento, pues es el único que permite acercarse a lo que piensa Obama de la relación entre Estados Unidos y América Latina. En este documento de trece páginas y dividido en tres capítulos, el nuevo presidente plantea que existe una historia común de colonización y liberación y que se avanzará en una agenda cuyo eje será la palabra “libertad” (freeedom en el original) retomando algunas ideas planteadas en su momento por Franklin Delano Roosvelt, presidente entre 1933 y 1945. De todos los países, sólo cuatro merecen apartados particulares; Cuba, México, Haití y Brasil.
En el primer capítulo denominado “Libertad política / democracia” se puede leer que Estados Unidos debe recobrar su tradicional liderazgo en la región haciendo hincapié en la democracia, el comercio y el desarrollo. Se cree que esto limitará el antiamericanismo y la oposición a la administración Bush que creció de la mano de la retórica de Hugo Chávez. Como no podía ser de otra manera Cuba ocupa un lugar especial. Bajo el título “El Caso de Cuba” Obama sostiene que luego de casi 50 años de fracaso hay que dar vuelta la página y escribir un nuevo capítulo en las relaciones entre ambos países. Sin embargo, se plantea ayudar a una transición pacífica para evitar potenciales desastres que podría significar la perpetuidad de la dictadura cubana. El 23 de mayo en un discurso ante la anticastrista Fundación Nacional Cubano Americana creada por Jorge Mas Canosa dijo claramente: voy a mantener el embargo. Si bien este lenguaje no difiere de la tradicional postura del Departamento de Estado, en el documento Obama propone que los cubano-americanos puedan realizar visitas de manera irrestricta a sus familias y enviar remesas (de dinero) a la isla, y flexibilizar el embargo comercial. También sostiene que está dispuesto a dar pasos para normalizar las relaciones; aunque pone como condición que primero un gobierno post-Fidel abra Cuba a un cambio democrático, libere los prisioneros políticos y realice elecciones. El segundo capítulo, “Libertad (o liberación) del miedo / seguridad”, tiene como eje central la droga y el narcotráfico. Era previsible que México tuviera un apartado especial porque casi el 90 por ciento de la cocaína de América Latina entre de contrabando vía México, que además es el principal aportante de marihuana y el segundo de heroína en el mercado de Estados Unidos. Aquí no se menciona el controvertido muro que se comenzó a construir en 1994 entre ambos países -cuando gobernaban los demócratas- aunque no es un secreto que en 2006 Barack Obama votó a favor de su ampliación. El país que se puede ver afectado por el cambio de gobierno es Colombia. Si bien el Plan Colombia fue impulsado por Hill Clinton en los noventa y es apoyado por Barack Obama, el presidente electo se opone a la firma de ese tratado mientras haya impunidad y no se procesen los asesinos de los sindicalistas, una crítica abierta y frontal a gobierno de Álvaro Uribe, uno de los principales aliados de la Casa Blanca. Esto es novedoso si tomamos en cuenta que antes de la visita de Bush a Colombia a comienzos de 2007 en su declaración sobre la misma Obama no dijo una palabra al respecto.
El tercer y último capítulo titulado “Libertad para elegir / oportunidad” está dedicado a los progresos económicos de América Latina, especialmente de Chile y Brasil a pesar de asegura que continúa siendo la región más desigual del mundo. También se critica al Fondo Monetario Internacional y en particular sus limitaciones al momento de ayudar a la Argentina.
La política exterior enunciada por Obama parece indicar un cambio porque asegura que reconstruirá los lazos diplomáticos que se han debilitado con América Latina bajo la presidencia de George Bush y que incluso nombrará nuevamente a un Enviado Especial, cargo eliminado en 2004. Además, que hay eliminar las detenciones indefinidas y la tortura así como reestablecer el habeas corpus y cerrar la cárcel de Guantánamo. Por ahora hay más preguntas que respuestas. Al igual que en los Estados Unidos, en América Latina hay un nuevo aire de esperanza. El tiempo dirá.